tú y yo somos tres

Violines para un naufragio

FERRAN MONEGAL

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Se va a cumplir dentro de pocos días el centenario del hundimiento delTitanic. ¡Ah! En la tele estas conmemoraciones trágicas excitan una barbaridad. Acaba de emitir A-3 TV, por ejemplo, una larga miniserie sobre este descomunal y desgraciado buque; una sesión de más de tres horas que ha sido interesante, aunque le ha faltado la tremenda historia de amor que retrata en su películaJames Cameron; o sea, la pasión entreKate WinsletyLeonardo DiCaprio. Mientras en A-3 estaban emitiendo esta producción, en CuatroIker Jiménez(Cuarto milenio) colocó una réplica, a escala, delTitanic, en el centro del plató, y disfrutaba contándonos acollonantes teorías conspirativas acerca del hundimiento de este barco. Una de ellas asegura que el iceberg fue remolcado por otro buque hasta colocarlo en el rumbo y trayectoria exacta delTitanic, para que chocara con él. Otra, que el barco fue boicoteado desde dentro. Otra, que fue alcanzado por un torpedo de un submarino, porque los alemanes sospechaban que llevaba un cargamento de oro para comprar armas. ¡Ahh! Apocalípticas teorías las queIkernos fue contando. Al final, tuvo sin embargo un instante de poética piedad: pidió la colaboración del virtuoso violinistaJuan Llinarespara que nos interpretase aquel famoso tema,Nearer my God to thee, que tan heroicamente tocó la orquesta delTitanichasta que el océano les engulló. De aquella tragedia queda la bochornosa ordenanza de protocolo de salvamento de la época, que obligaba a los tripulantes a salvar primero a los ricos de primera clase. Desde un punto de vista estrictamente marítimo, esto hoy se ha corregido. Pero ahora parece que este injusto protocolo se ha trasladado a distintos tipos de clientes de Hacienda: desde la deuda no cobrada de los clubs de fútbol, hasta las anunciadas amnistías fiscales.

EL FIN DEL MUNDO .-Gracias a30 minuts(TV-3), hemos sabido la tragedia que vive el alcalde de la pequeña localidad francesa de Bugarach. Según las profecías mayas, este municipio será el único que sobrevivirá después del 21 de diciembre de este año. Y el ayuntamiento está recibiendo infinidad de llamadas de gente sugestionada que exige que construyan refugios antinucleares para cobijarse. O sea, el alcalde está preocupado. Pero no por el hipotético fin del mundo, sino porque teme la avalancha de personal enloquecido. Pueden acabar arrasando el pueblecito, de apenas 195 habitantes.