Épica alucinada

CRÓNICA La psicodelia de Sleepy Sun llenó el Sidecar en un concierto catártico

JUAN MANUEL FREIRE
BARCELONA

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El grupo de folk-blues psicodélico Sleepy Sun, originario de San Francisco (EEUU), se ha ganado una gran reputación por sus discos pero sobre todo por sus directos, en los que su música sirve de verdadera catarsis. Por algo Arctic Monkeys los eligieron como compañeros de gira en el 2010.

El martes, en Sidecar, volvieron a dar buena cuenta de su capacidad para la delicadeza -momentos sutiles, más de la cuenta si tenías algún parlanchín al lado, que era fácil- pero, sobre todo, para una épica alucinada y también alucinógena. Los guitarristas Matt Holliman y Evan Reiss descargaron fraseos ruidosos de primera categoría; y la voz de Bret Constantino tomó por momentos un vuelo morrisoniano.

Arrancaron con White dove, su single de debut, para después repasar temas del reciente Maui tears como The lane, cuyo sonido puede recordar a los primeros U2, o Thielbar, con un gran bajo circular al estilo de Tame Impala. A la altura de Desert god, la referencia parecía Led Zeppelin, mientras que con la bailable, pero roquera, Martyr's mantra parecían desafiar a Primal Scream. Grupo de pasos expertos, y con amplia capacidad de maniobra.

Abriendo la noche estuvo 1886, una joven banda de Sant Just Desvern que sabe recrear con pericia (y, a veces, añadiendo matices frescos) el rock psicodélico de los 60 y los 70. A seguir de cerca.