EFECTOS DEL TEMPORAL Y EL DESHIELO

Sedimentos críticos

Los alcaldes del Ebro medio piden que se drague el cauce para evitar los daños de las crecidas pero la ley y los ecologistas están en contra

S. B. / TORTOSA R. M. / TARRAGONA

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El tramo final del Ebro recibe aproximadamente 100.000 toneladas de sedimentos al año. Esa cantidad equivale al 1% de la aportación que obtenía hace medio siglo, antes de la puesta en marcha de los embalses que bloquean lodos y materiales sólidos en su base, cuando el río se estima que transportaba 20 millones de toneladas de lodos al año. De la misma forma, a lo largo de la cuenca se van acumulando sedimentos, lo que provoca una elevación del lecho fluvial.

Un dato lo demuestra. Según la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), en Zaragoza se alcanzó la madrugada de ayer un caudal de 2.610 m3/s y 6,10 metros de altura. Curiosamente, en el año 2003, fecha de la que data la anterior mayor crecida en la capital aragonesa, el caudal fue de 2.990 m3/s con una altura 7,5 metros. Es decir más caudal que ahora, pero menos altura, lo que quiere decir más sedimentos. Además, las orillas se cubren con motas, lo que impide el paso del río hacia su espacio natural.

«Llevamos con el mismo problema desde hace 25 años y con nosotros no ha contado nadie», se quejó ayer Roberto González, alcalde de Villafranca de Ebro, unas de las localidades zaragozanas afectadas por la crecida. Al mismo tiempo, acusó a los políticos en general de ser responsables de un problema que está causado por «no limpiar y no dragar el río».

Diversos alcaldes han criticado la gestión de la última avenida y la falta de previsión a la hora de tener en cuenta la acumulación progresiva de sedimentos. De la misma forma, María Teresa Martínez Toledo, alcaldesa de Pina de Ebro, localidad que ayer estuvo a punto de ser evacuada, confirmó que «las reivindicaciones se han hecho antes y se harán después», aunque reclamó que «ahora no es momento de peticiones, sino de soluciones».

El consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Aragón, Modesto Lobón, mantuvo la semana pasada una reunión con el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, en la que se trató la necesidad de limpiar el tramo medio del río, que afecta básicamente a Navarra, La Rioja y Aragón. La CHE plantea dos soluciones: dragar el río o ensanchar el cauce. El presidente, Xavier de Pedro, apuntó ayer que aunque llevan años reclamando soluciones, la normativa medioambiental impide que se ejecuten. «Existen figuras medioambientales de protección, algunas de ellas de ámbito europeo, y también autonómicas, que limitan el dragado», recordaron ayer fuentes de la CHE.

La limitación oscila entre los 5.000 metros cúbicos de gravas extraíbles en algunos puntos hasta los 100.000 metros cúbicos como máximo en una zona LIC (lugares de interés comunitario). Con todo, el consejero aragonés de Agricultura apuntó tras su reunión con el secretario de Estado que este se mostró «completamente de acuerdo» con la necesidad de limpieza reclamada por el Gobierno autonómico. Entre otras peticiones, Aragón considera urgente la limpieza en el entorno de Bailín, reclamada desde hace varias dècadas. La inversión está cifrada en 19 millones.

Oposición ecologista

Los costes, como los escollos ambientales, son un obstáculo a esa medida. Además, las entidades ecologistas recuerdan que «el agua está haciendo daño en los lugares donde se ha intentado canalizar el río, pero el río siempre quiere ocupar su lugar natural», como apunta Quim Pérez, de Ecologistes en Acció. Se refiere a las motas o contenciones de tierra erigidas para evitar que el agua se desborde y anegue plantaciones y municipios, y a los intentos de canalizar los ríos.

Los conservacionistas defienden medidas para incrementar la aportación de sedimentos en el tramo final del río como acción para contrarrestar el deterioro que está sufriendo el delta del Ebro.