CONFLICTO ASISTENCIAL FRONTERIZO

Lleida deja de enviar pacientes de la Franja a hospitales de Barcelona

ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA

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Más de 35.000 aragoneses de la Franja acuden cada año a consultorios y hospitales de Lleida porque les son más cercanos o les inspiran más confianza. De ellos, cerca de 2.400 pacientes eran derivados hasta ahora al Hospital del Vall d'Hebron o al de Bellvitge, en Barcelona, porque necesitaban una intervención de gran complejidad que, una vez ofrecida, difícilmente ha sido abonada por el Gobierno de Aragón a la Generalitat. Dado que en Zaragoza también existen hospitales de máximo nivel --y para acallar las reclamaciones del Govern--, los responsables sanitarios de Aragón han propuesto a los catalanes que, cada vez que un aragonés visitado en Lleida requiera un tratamiento muy especializado, les sea derivado a su tierra.

La Conselleria de Salut, en consecuencia, ha indicado a los médicos de Lleida que no envíen enfermos muy graves de Aragón a Barcelona: que los deriven a Zaragoza para que allí decidan cuál es el mejor destino asistencial para sus enfermos.

EL MALESTAR SIGUE

Esta medida no ha acabado con el antiguo malestar, y una prueba de ello es la reunión que hoy tienen previsto realizar en Fraga (Huesca) altos cargos de Salut y sus homónimos aragoneses. El asunto se arrastra desde que en el 2004 los consejeros de sanidad de Aragón y Catalunya suscribieron un convenio de colaboración según el cual los vecinos de la Franja, a 30 kilómetros de Lleida, podrían acudir a los centros sanitarios catalanes.

Aunque existen hospitales en Barbastro y en Huesca, la red médica catalana pasó a ser desde entonces la opción mayoritaria y creciente de los aragoneses, hasta alcanzar la citada cifra de 35.000 visitas anuales. Los médicos de Lleida, a su vez, adquirieron el hábito de enviar directamente a Barcelona a los enfermos aragoneses de máxima complejidad.

El coste de esa asistencia supera cada año los 10 millones de euros, una cantidad que, aseguró ayer laconsellerade Salut, Marina Geli, nunca ha sido abonada por Aragón porque, han indicado, "no hay dinero".

Tampoco ha podido subsanarse el tema a través del Fondo de Cohesión Interterritorial, partida que fue establecida por todas las comunidades autónomas en el Ministerio de Sanidad para cubrir la asistencia prestada entre dos territorios distintos: el fondo solo absorbe intervenciones exclusivas, ofrecidas por servicios de referencia estatal a pacientes expresamente desplazados. No es el caso de la mayoría de las visitas que reciben los pacientes aragoneses en Lleida. "No se trata de enfermos desplazados, sino del ahorro de una comunidad a costa de otra", añadió Geli.

MÁS ESPERAS

"Queremos que esta situación se resuelva porque el presupuesto sanitario de cada territorio se fija a partir de los ciudadanos con tarjeta sanitaria, y esos 35.000 aragoneses no tienen credencial catalana --afirmó Sebastià Barranco, director de los servicios de Salut en Lleida--. Nunca nos hemos negado a aceptar a enfermos de Aragón, pero es evidente que, además de pagar su asistencia, aumentan nuestras listas de espera quirúrgica". Para acabarlo de complicar todo, han detectado más de un enfermo aragonés, precisado de un trasplante, cuyo nombre está inscrito en dos listados de espera: el catalán y el de Aragón, lo que ha causado más de un conflicto cuando el órgano necesitado escasea y tiene un único registro estatal.

Esta situación era inimaginable cuando se suscribió el aludido convenio, recordó Geli. Aunque a los vecinos de Fraga les es mucho más sencillo desplazarse 28 kilómetros hasta Lleida que viajar los 110 que distan de Zaragoza, el trasvase de usuarios nunca había sido exagerado. El pacto preveía que también los leridanos podían ir a un consultorio de Huesca, si venía bien. Hubo tal empatía en aquel acuerdo, recuerdan, que incluso se creó un único servicio de emergencias médicas catalano-aragonés, que sigue activo. "No tuvimos en cuenta la eventualidad de que no nos pagaran", dicen en Salut.

Un conflicto similar se mantiene irresuelto en la zona de La Sènia, la franja fronteriza que separa Catalunya y Valencia.