Informe alerta de que empeoran los indicadores de sostenibilidad energética

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Las emisiones de dióxido de carbono en España aumentaron un 16 % en 2015, hasta alcanzar las 313 millones de toneladas, en un año en el que también se incrementó la demanda de energía primaria -la disponible en la Naturaleza- en un 5,7 % y energía final -la que llega al consumidor- en un 1,4 %.

Los datos están incluidos en el Informe del Observatorio de Energía y Sostenibilidad en España elaborado anualmente por la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad y presentado hoy en la Universidad Pontificia de Comillas (UPC) de Madrid.

El aumento de la demanda nacional así como la escasez de suministro proveniente de fuentes renovables fueron cubiertos empleando carbón, cuyo consumo se elevó en un 20 %, lo que a su vez generó el crecimiento de emisiones de dióxido de carbono.

Además, este tipo de combustible fósil se utilizó de forma "poco sostenible" debido a su procedencia de la importación internacional en el 91 % de los casos, ha explicado el profesor e investigador de la UPC, la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y el Massachusetts Institute of Tecnology, Ignacio Pérez-Arriaga.

La consecuencia es que el sistema energético español "vuelve a mostrar signos de empeoramiento" y, desde la perspectiva de la sostenibilidad energética, una evolución "muy negativa" respecto al año anterior.

Sobre todo, en un momento en el que "contrastan con la trayectoria energética del resto de Europa", donde el consumo de energía primaria y las emisiones de gases de efecto invernadero "se han estabilizado", ha añadido el vicerrector de Investigación e Internacionalización de la UPC, Pedro Linares.

El documento también recuerda el "alto grado" de dependencia energética española y por tanto el "riesgo importante" a una evolución desfavorable de los precios, a pesar de que el elevado nivel de diversificación de suministradores, tanto de petróleo como de gas natural, "mitiga mucho" este problema.

Un dato positivo es que durante 2015 se mantuvo la tendencia de 2014 y la factura energética española volvió a descender "esta vez de manera muy notable" debido a la bajada generalizada de los precios finales de la energía ocurrido entre ambos años.

Sin embargo, los elementos favorables como esta bajada de combustibles o la recuperación de la actividad económica "no han sido aprovechados para seguir impulsando la eficiencia energética", según el informe, que propone apostar por "una mayor contribución de las energías renovables y sobre todo por el ahorro y la eficiencia energética".

En cuanto a 2016, los investigadores ya disponen de algunos datos provisionales relacionados con la política energética desarrollada el año pasado, como los 700 euros en los que se situó la media del precio de la factura de luz -un aumento del 50 % desde 2004-, una cantidad que ha provocado "situaciones de pobreza energética severa, con familias muy afectadas", ha denunciado Pérez-Arriaga.

El estudio también detecta y analiza la falta de regulación del autoconsumo en España, la escasez de inversión por parte del Gobierno en planes de fomento de energías renovables o el aumento del fraude eléctrico, que se situó en 2015 en 150 millones de euros y que "en su mayor parte se produce por malas prácticas de las empresas y los particulares de gran consumo".