Gente corriente

Emmanuelle Zamora: "¿Valiente por irme a Japón? ¡Valiente es quedarse aquí!"

Una marsellesa afincada en Girona presenta un programa sobre Barcelona en la televisión japonesa.

«¿Valiente por irme a Japón? ¡Valiente es quedarse aquí!»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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El muro del beso de la plaza de Isidre Nonell, un mosaico de Joan Fontcuberta compuesto por 4.000 fotos enviadas por lectores de EL PERIÓDICO, se ha convertido en un icono de Barcelona. Prueba de ello es que Emmanuelle, Manu, empezó aquí el rodaje de un capítulo del programa Niji Iro Jean (El arcoíris de Jean) de la cadena japonesa Kansai TV dedicado a la capital catalana.

-¿Quién es Jean?

-Una mascota, un peluche que viaja por el mundo y muestra a los espectadores lo mejor de cada ciudad. A mí me ha tocado acompañarla por Barcelona.

-Además del mural de Fontcuberta, ¿qué otra cosa le ha enseñado a Jean?

-La Sagrada Família, el parque Güell, la catedral, el restaurante Les Truites...

-¿Les Truites? ¿Está diciendo que este pequeño y genial restaurante de El Putxet es un must en Japón?

-La gracia del programa es que no solo muestra los lugares típicos, sino que se buscan cosas auténticas y originales. También hemos ido con Jean a la tienda de ropa y complementos Rollitoasí y a ver un ensayo de los Castellers de Sants.

-¿Cómo ha llegado a convertirse en la guía de un peluche japonés?

-El año pasado estuve trabajando en el Parque España, un parque de atracciones situado en la prefectura de Mie, en Japón, que reproduce las callejuelas andaluzas y el parque Güell y tiene montañas rusas con el nombre de Pirineos y Montserrat. El coordinador del parque me recomendó para el programa. Hicieron un casting y me eligieron.

-¿Cuál era su trabajo en el parque?

-Estuve 10 meses bailando en un espectáculo sobre los encierros de Pamplona. Iba vestida de vaquita. Estudié danza en Valencia y llevo desde los 10 años bailando flamenco en plan aficionado.

-¿Era su primera estancia en Japón?

-Sí. Me acuerdo del primer día. Quince españoles que trabajábamos en el parque entramos en un supermercado sin saber si un producto era para limpiar el suelo o para lavarte el pelo, si aquello era sal o era azúcar... Tardé cinco meses en distinguir el acondicionador del champú en la ducha, hasta que aprendí a leer un poco.

-Mie-ken es el Japón profundo.

-Hasta allí no llega el turismo extranjero. A veces los niños me miraban como a una marciana y cuando íbamos a la playa en biquini nos hacían fotos. Es una región con una riqueza natural impresionante. Con su fauna salvaje, sus ríos azules y sus lagunas de aguas calientes, no responde para nada a la imagen que tenemos en España de Japón. Una de las cosas que más me gustó es el amor que sienten por la naturaleza. En Mie-ken están algunos de los principales santuarios sintoístas y puedes ver a la gente abrazando árboles en los templos.

-¿Y lo que menos le gustó?

-La falta de contacto humano. Los japoneses que no han salido nunca de su país son muy fríos, no muestran sus sentimientos, no dan besos, ni siquiera la mano. Cuando fui a despedirme de la chica japonesa con la que había trabajado todo el tiempo la abracé y se quedó rígida como un palo. Es una frialdad a nivel de piel, porque luego son muy amables y serviciales. Me han ayudado más en Japón en 10 meses que en toda mi vida.

-¿No piensa volver?

-No. Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida y me pasé varios días llorando cuando me fui, pero allí ya no tengo nada más que hacer. He hecho audiciones para el Moulin Rouge y el Lido de París y estoy pendiente de otra para trabajar en China. Mucha gente me dice que soy muy valiente. ¿Valiente por irme a Japón o a China? ¡Valiente es quedarse aquí!