El desplome de un aula destapa el abandono de la escuela valenciana

Un ruido atronador y después una gran polvareda blanca. El colegio público Hispanidad de Santa Pola (Alicante) fue desalojado ayer por la mañana poco después de que el suelo de un aula de cuarto de primaria cediera y se abriera un boquete de más de un metro de profundidad y 15 de largo. El aula se encontraba en la planta baja del edificio, lo que evitó males mayores. El incidente se saldó con nueve niños heridos leves por contusiones y magulladuras, igual que su profesora, que también sufrió una crisis de ansiedad. Todos fueron dados de alta ayer.

Aunque a lo largo de la mañana el Ayuntamiento de Santa Pola (PP) intentó minimizar la noticia argumentando que no existía «ningún elemento estructural afectado», el centro suspendió las clases durante todo el día. Dos horas después del suceso, obligado por las circunstancias, el Gobierno valenciano anunciaba un plan «urgente de revisión y diagnóstico de la estructura de todos los centros educativos públicos para detectar posibles deficiencias que puedan existir». Algo que padres, madres, profesores y alumnos reclaman desde que en 1996 se elaborara el último mapa escolar de necesidades educativas.

DESIDIA DEL CONSELL / Para José Ciscar, portavoz del Consell, el de ayer fue «un suceso totalmente imprevisto». Pero el sector educativo, en pie de guerra por el recorte del 10% para la escuela pública este año, atribuye el siniestro a la falta de inversión en el mantenimiento de los centros públicos y a un mapa escolar que no ha atendido las demandas reales de la población. «La desidia de la Generalitat deteriora la red pública de enseñanza en favor de la concertada», denuncia Vicent Mauri, presidente de STEPV-Intersindical valenciana, que asegura que «aún hay centros de la época de la República sin revisar».

«No hacen falta solo nuevos centros. Desde el 2008, nos hemos reunido en varias ocasiones con la consejería de Educación para pedirle que desarrolle un plan de choque de remodelación de los centros educativos más antiguos», dice Mauri. En cambio, el Consell trabaja actualmente en un modelo de cesión de suelo público a entidades privadas para que construyan centros escolares a cambio de obtener un concierto educativo durante 75 años.

En toda la comunidad, hay más de 800 barracones que acogen a 19.000 alumnos. 1.221 profesores interinos se han quedado sin plaza este curso, en el que se han aumentado las ratios por aula un 20%.

«No es el primer centro con problemas, ni va a ser el último; la consejeria siempre va por detrás», lamenta Tomás Sempere, presidente de la federación de ampas de Santa Pola. «Hay centros con deficiencias en todo el territorio: problemas estructurales en los edificios, goteras en los techos, instalaciones eléctricas peligrosas... », recuerda.

TECHO DERRUMBADO / El penúltimo caso se dio el pasado mes de noviembre en el colegio Lluís Vives de Valencia, en el que se derrumbó el techo de un aula. No hubo heridos porque los alumnos no estaban en su interior, pero el accidente obligó a clausurar cuatro aulas de infantil y primaria. Aún siguen cerradas.

Según los sindicatos, Educación adeuda a los centros de secundaria los gastos de mantenimiento desde hace ocho meses, un «retraso que impide que los directivos puedan afrontar la conservación de sus instalaciones». En el caso de infantil y primaria, esta responsabilidad corresponde a los ayuntamientos. Por este motivo, los sindicatos insisten en que el plan de revisión de la consejería implique a los consistorios.

El Consell se comprometió ayer a inspeccionar con «carácter inmediato» todos los centros públicos de la Comunitat, empezando por los más antiguos. El Hispanidad fue construido en 1964.