El descubrimiento de 7 exoplanetas como la Tierra alimenta la expectativa de vida exterior

w-soc-sistema-planetario

w-soc-sistema-planetario / periodico

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La NASA y un artículo en 'Nature' han hecho público este miércoles el que se ha considerado uno de los descubrimientos más emocionantes de los últimos años. Los siete exoplanetas orbitan alrededor de una estrella también similar a nuestro sol y que potencialmente podrían albergar agua y otras moléculas necesarias para sostener formas de vida.

Situado a 39 años luz  en la constelación de Acuario, este sistema está al alcance de la observación de los potentes telescopios que han ayudado a descubrirlo. Y eso, unido al avance en tecnologías, lo convierte en un “laboratorio ideal” para el estudio de sus atmósferas. Esas posibilidades despiertan un entusiasmo que ha personificado en la rueda de prensa del anuncio Thomas Zurbuchen, uno de los responsables de la NASA. “El descubrimiento nos da una pista de que la cuestión ya no es si encontraremos una segunda Tierra, sino cuándo”, ha asegurado.

{"zeta-legacy-video":{"videoId":"3988937"}}

CIENCIA Y UN GOLPE DE SUERTE

Ya en mayo pasado un equipo liderado por el astrónomo de la belga Universidad de Lieja Michael Gillon dio a conocer la posible

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Telescopios","text":"\u00a0de La Palma (Canarias), Chile, Sud\u00e1frica, Marruecos y EEUU colaboraron\u00a0"}}

existencia de tres planetas que orbitaban alrededor de TRAPPIST-1, una de las conocidas “como estrellas enanas”, que tiene aproximadamente una décima parte del tamaño de nuestro sol y es poco más grande que Júpiter, es mucho más fría y emite una luz 2.000 veces más tenue. Pero gracias en parte a un golpe de suerte en sus observaciones de las sombras que ese trío de planetas proyectaban en TRAPPIST-1, en las que telescopios terrestres en la isla de La Palma, Chile, Sudáfrica, Marruecos y EEUU se sumaron a las del espacial Spitzer, se descubrió que ese sistema estaba compuesto por los siete planetas presentados este miércoles.

Los siete tienen tamaños y masas similares a los de la Tierra y aunque su estrella es más pequeña y fría sus cercanas órbitas, mucho más compactas que las de nuestro sistema solar, y con las que tardan en rodear su estrella entre un día y medio y 20 días, les permitirían recibir la energía necesaria como para que se crea posible que alberguen en su superficie agua, un elemento clave para considerar la posibilidad de vida junto a otras moléculas como el metano, el oxígeno o el dioxido de carbono. Tres de los planetas estan en lo que se denomina “zona habitable”, aunque el potencial de señales de vida se considera para los siete.

¿AGUA?

Aunque en la rueda de prensa la especialista en exoplanetas y telescopios Nikole Lewis ha recordado que “no hay confirmación de que haya agua y hará falta mucha observación”, también ha apuntado a que gracias al trabajo de ingenios espaciales como el Hubble, el Spitzer o el James Webber que se lanza el año que viene podrían obtenerse progresos en cinco años.

El martes, en una sesión informativa, Amaury Triaud, astrónomo de Cambridge y coautor del estudio, había avanzado ya que se podrá “estudiar los climas y la composición química de las atmósferas. En unos años sabremos mucho más de estos planetas y, con esperanza, en la próxima década sabremos si hay vida”, añadió.

En los últimos años se habían ido acumulando pruebas de que abundan en la galaxia exoplanetas de tamaño similar a la Tierra

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"El hallazgo","text":"\u00a0apunta que los exoplanetas, astros que orbitan en estrellas diferentes al Sol,\u00a0son m\u00e1s comunes de lo que se pensaba"}}

entre los 3.400 descubiertos hasta ahora pero este último descubrimiento apunta, según los expertos, a que este tipo de planetas son más comunes incluso de lo que se pensaba. Y la antiguedad de TRAPPIST-1, que tiene al menos 500 millones de años según Gillon, apunta a que pueden haberse mitigado las emisiones de radiaciones ultravioletas y rayos X que son comunes en estrellas enanas más jóvenes y que dificultan las condiciones para sostener la vida. Otros factores, como la posibilidad de que los siete planetas siempre enfrenten su estrella con su mismo hemisferio, tienen el potencial de crear un ambiente hostil para la vida.

Sara Seager, otra astrónoma que ha participado en la rueda de prensa de la NASA, ha subrayado también la importancia del descubrimiento. “Los planetas del TRAPPIST-1 hacen la búsqueda de vida en la galaxia inminente”, ha dicho. “Por primera vez no tenemos que especular. Solo tenemos que esperar y hacer observaciones cuidadosas y descubrir qué hay en sus atmósferas”.