la difícil gestión de los límites territoriales del sur de europa

500 inmigrantes llegan a Melilla en el mayor salto desde el 2005

Varios de los inmigrantes que ayer lograron saltar la valla de Melilla celebran su suerte ante el centro de estancia temporal de la ciudad autónoma.

Varios de los inmigrantes que ayer lograron saltar la valla de Melilla celebran su suerte ante el centro de estancia temporal de la ciudad autónoma.

MAYKA NAVARRO
BARCELONA

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El de ayer en Melilla no fue un salto más de subsaharianos. La avalancha protagonizada por medio millar de hombres, en su mayoría de Mali y Camerún, es la evidencia de la gran debilidad que sufren las fronteras del sur de Europa, sin que Marruecos sea capaz de poner orden en sus límites con Ceuta y Melilla. El mismo día que el secretario de Estado de Interior, Francisco Martínez, se reunía en Rabat con su homólogo marroquí, las fuerzas auxiliares del país vecino se declaraban «incapaces» de contener la marea humana que quería saltar la valla y que el país magrebí permite desde hace años acampar en los montes aledaños.

El salto de ayer fue uno de los más masivos que se recuerdan. Hay que remontarse a la crisis migratoria del 2005 para recordar avalanchas similares. Según un comunicado de la Guardia Civil de Melilla, la avalancha pilló desprevenidos a los guardias en España y a las fuerzas auxiliares en Marruecos.

TRAMO SIN MALLA ANTITREPA

Una situación complicada de creer si se tiene en cuenta que, desde el fin de semana pasado, varios grupos habían intentado sin éxito acceder a la valla.

El salto se produjo en una zona en la que todavía no se ha instalado la denominada malla antitrepa que debe impedir escalar los seis metros de altura del alambrado. Ni las cuchillas, que causaron profundas heridas a algunos de los que saltaron

-uno de ellos, en la foto, recibió atención médica en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla-, ni la triple valla, ni la reacción de las fuerzas marroquís logró frenar al medio millar que consiguió pasar. Otros 500 lo intentaron sin éxito tras una «batalla sin cuartel» en la que muchas personas resultaron heridas, según fuentes no oficiales del lado marroquí.

Nada de lo que está ocurriendo en las últimas semanas en las fronteras es casual. La tragedia de Ceuta, con 15 muertos cuando intentaban llegar a nado a la playa española desde Tánger, puso en evidencia el uso por parte de la Guardia Civil de métodos que no estaban bajo el amparo del actual marco legal y que están siendo investigados. Desde entonces, y tras el aluvión de críticas y los 15 muertos encima de la mesa, Interior no tuvo más remedio que ordenar a la Guardia Civil y a la Policía Nacional que trabaja en fronteras que pusieran fin a las denominadas 'devoluciones en caliente' y que limitaran el uso del material antidisturbios exclusivamente a los casos «justificados».

1.900 PERSONAS EN EL CETI

Ayer, en Melilla, la Guardia Civil no utilizó material antidisturbios y, como en las últimas semanas, no realizó 'devoluciones en caliente'. Un ciudadano que presenció el salto tomó con su teléfono móvil la instantánea que ilustra la portada del diario y se encargó de difundirla entre algunos medios de comunicación para que se entienda la dificultad de «frenar» una avalancha humana en la valla.

Interior ordenó ayer el incremento de efectivos en la ciudad de Melilla. En los próximos días llegarán un centenar de nuevos antidisturbios de la Policía y una veintena de la Guardia Civil. Mientras, en el CETI sus responsables se afanaban en dar cama y comida caliente a los 500 nuevos inquilinos. El aforo ayer era de 1.900 personas.