CRÓNICA DE UNA TRAVESÍA PARA LA CIENCIA

El tesoro azul

La Expedición Malaspina del buque de la Armada española 'Hespérides' hará el mapa genético más completo de la biodiversidad en los océanos. El resultado será crucial para la preservación del rol de sumidero de CO2 que desempeña el mar y para buscar nuevas energías y medicamentos. Esta es la primera entrega de 'Cuaderno del Domingo' del relato de la travesía.

Las microalgas aprisionan en los fondos oceánicos parte del dióxido de carbono que se emite a la atmósfera

La expedición Malaspina

La expedición Malaspina / periodico

por LUIS MAURI, a bordo del 'Hespérides'

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¿Encierran los oceános tesoros jamás imaginados? ¿Oculta el fondo del mar riquezas insospechadas? ¿Es el oro azul una quimera o una realidad? A estas preguntas, entre otras muchas no menos importantes, contribuirán a dar respuestas los 400 científicos de la Expedición Malaspina, la mayor misión de investigación marina de la historia de España.

A bordo delHespérides, el buque oceanográfico de la Armada, una treintena de ellos cruza estos días el Índico desde Suráfrica hasta Australia, siguiendo el paralelo 30 sur. Es la tercera etapa de la expedición, que en julio completará la circunnavegación del planeta, y en ella va enrolado EL PERIÓDICO.

Por primera vez, no ya en la ciencia española, sino mundial, se hará un estudio exhaustivo de la biodiversidad y del impacto del cambio global en los océanos. "Las profundidades oceánicas son desconocidas", explica el jefe de esta manga de la expedición, Jordi Dachs, investigador del CSIC. "La mayoría de los estudios disponibles se refieren a la capa superficial, hasta 200 metros".

Bomba biológica

En cada mililitro de las aguas superficiales hay un millón de bacterias y 10 millones de virus. ¿Qué habrá a 4.000 metros de profundidad, adonde los investigadores largan cada mañana la roseta, un instrumento que mide la salinidad, la temperatura y el oxígeno, y toma muestras de agua en diferentes profundidades? Las respuestas no serán inmediatas. En el Hespérides se toman las muestras, se fijan y almacenan. Los análisis tendrán que esperar a tierra firme.

A bordo, los investigadores se dividen en bloques de estudio: física, biogeoquímica, contaminantes, microbiología (bacterias y virus), fitoplancton (vegetales unicelulares o microalgas, que se alimentan de bacterias y nutrientes) y zooplancton (minúsculos animales marinos que se alimentan de fitoplancton).

La Expedición Malaspina intenta compilar la máxima información sobre las masas de agua que se superponen unas a otras en los océanos. Se trata de conocer cuantos más detalles sobre su salinidad, temperatura, densidad, alcalinidad; la concentración de nutrientes y de oxígeno y otros gases (como el sulfuro de dimetilo, responsable del olor del mar); la incidencia de los contaminantes; la abundancia, variedad, función y código genético de bacterias, virus, fitoplancton y zooplancton...

Función biológica

El fitoplancton cumple una importantísima función de bomba biológica: contribuye a aprisionar en los abismos oceánicos una parte del CO2 que se emite a la atmósfera. De ahí la importancia de conocer con detalle los ciclos de las microalgas, su papel exacto en la red alimentaria, el efecto que les producen los contaminantes y las radiaciones...

Malaspina también será de ayuda para los buscadores de oro azul, cuyo pionero es el estadounidense John Craig Venter, uno de los padres del genoma humano. Empresas españolas, como Repsol, Iberdrola y PharmaMar, están ya embarcadas en la producción de biocombustible con micoplancton, y de fármacos y descontaminantes a partir del código genético de bacterias, virus y otros organismos marinos.