El trabajo

Los envidiados

Las condiciones laborales de los controladores han empeorado este año, pero no trabajan más que la media y sí cobran mucho más

Puesto de trabajo elevado 8 Técnicos en la torre de control del aeropuerto de San Pablo, en Sevilla.

Puesto de trabajo elevado 8 Técnicos en la torre de control del aeropuerto de San Pablo, en Sevilla.

PATRICIA MARTÍN / Madrid

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Pese a que los controladores culpan del paro salvaje al Gobierno porque mediante cuatro decretazos y una ley «ha cercenado» sus «derechos laborales», la mayoría de los afectados por el motín no dudarían en cambiar su trabajo por el de los técnicos. «¡Pero si son los que más cobran de España!», comentaba un viajero varado el viernes en Barajas. Es cierto que sus privilegios se han visto mermados este año pero, aun así, no puede decirse que sean esclavos de la empresa, como defienden sus dirigentes.

1. La formación cuesta 45.000 euros y se imparte en inglés

Al igual que el resto de sus condiciones laborales, el acceso a la profesión y la formación que reciben han cambiado radicalmente a lo largo de este año. La modificación principal es que antes la formación era sufragada por AENA y ahora la tienen que pagar los propios alumnos. El curso para operar en torre cuesta 45.000 euros y se pueden pedir créditos.

Para acceder al mismo, hay que tener aprobado el bachillerato, la prueba de acceso a la universidad y un nivel 4 de inglés según la regulación europea. Eso sí, se hace un examen psicofísico y solo entran los mejor cualificados.

Los cursos se imparten íntegramente en inglés y su duración es de un máximo de 48 semanas para los alumnos que controlarán los aviones desde la torre, y de 68 semanas para los que vigilarán el cielo aéreo en los centros de control, donde se custodian las rutas de los aviones y su aproximación a los aeropuertos. La primera parte de la formación se realiza en la escuela, pero es necesario superar un tiempo de habilitación en cada puesto de trabajo, que tutelan otros controladores.

2. La jornada laboral es la misma que la del resto de trabajadores

El origen del conflicto está relacionado con la jornada laboral. Cuando dejaron de ser funcionarios, en 1999, se fijó un máximo de 1.200 horas al año, que se quedó corto cuando aumentó el tráfico aéreo, lo que obligó a AENA a pagar cientos de horas extras.

Para acortar el déficit del ente, Fomento aprobó en febrero un decreto que aumentó su jornada a 1.670 horas y un máximo de 80 extraordinarias. Pero los controladores computaban en el tope anual también los permisos, lo que hizo que el Gobierno aprobara el pasado viernes un nuevo decreto que impide esta práctica. Según la versión de Fomento, con la nueva norma su jornada máxima es de 1.840 horas, la misma, indica el ministerio, que marca el estatuto de los trabajadores. Tienen 45 días de vacaciones al año y no tienen que devolver las horas consumidas en bajas por enfermedad.

3. Los turnos son como máximo de 10 horas, con una pausa cada 2

Otro real decreto estableció a finales de julio los límites de actividad y los tiempos de descanso, con el fin de «asegurar que la fatiga no compromete la seguridad operacional», según explicó Fomento.

Esta norma fijó turnos como máximo de 10 horas, con excepción de algunas unidades donde se aumenta hasta las 12 horas. Entre cada turno hay que descansar un mínimo de 12 horas y cada dos horas al frente de los mandos, tienen que hacer un paro parcial, según Fomento, de media hora. El límite semanal es de 50 horas y el mensual, de 200.

Asimismo, los técnicos tienen que hacer guardias localizadas de un máximo de 20 horas, por si falla algún compañero y tienen que incorporarse. Solo en caso de que deban hacerlo, este tiempo computa en el tope anual de jornada.

4. El sueldo medio cayó de 330.000 euros a 200.000

La Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA), que aglutina al 95% de los 2.200 inspectores aéreos, lleva días repitiendo que el conflicto no tiene nada que ver con los sueldos y que ellos defienden condiciones laborales dignas, y no mejoras salariales. Aunque la versión del ministerio difiere y señala que en la mesa de negociación los controladores no están dispuestos a rebajar ni un ápice sus pagas.

En cualquier caso, debido al cúmulo de horas extras que realizaban antes de que en febrero se cambiaran las reglas del juego, percibían una media de 330.000 euros brutos al año. Esta cantidad se rebajó a unos 200.000 euros, salario que ellos aceptaron el pasado verano al firmar una tregua con AENA y desconvocar los paros que pensaban realizar en agosto.

Por otro lado, la USCA tiene convenios con varias compañías para que los vuelos les salgan gratis.