BARÓMETRO DE SEPTIEMBRE

Uno de cada cuatro ciudadanos pide un Estado central absoluto

JUAN RUIZ SIERRA / Madrid

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España se encamina hacia un lado y Catalunya hacia otro. Mientras los catalanes son cada vez más independentistas,el resto de españoles son más centralistas. En su Barómetro de septiembre, realizado entre el 3 y y el 11 de ese mes pero difundido ayer, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) refleja que los partidarios de un Estado con un único Gobierno central alcanzan ya el 24,5% de la población. Es decir,uno de cada cuatro ciudadanos aboga por suprimir el sistema autonómico.

El dato, en sí mismo, no revela un aumento desmesurado de esta tendencia durante los últimos meses. En la encuesta precedente, llevada a cabo en julio, quienes abogaban por una completa marcha atrás eran el 21,9%. Pero el verdadero alcance del actual porcentaje solo se puede apreciar cuando se va más hacia atrás. Hasta el 2010, por ejemplo. En enero de ese año, con España ya sumida en lacrisisy algunos políticos (principalmente conservadores) señalando a las comunidades como las responsables de la mala marcha económica, los que defendían la devolución de las competencias autonómicas eran el 12,1%. En octubre del 2010, el 13,7%. Y en julio del 2012, el 21,9%, cifra que se acerca al 24,5% de ahora, en la que se integran sobre todo los votantes de derechas, pero también los de izquierdas.

Sentimiento transversal

El 39,5% de quienes votaron al PPen las generales apoyan la recentralización absoluta, así como el 17,9% de los que optaron por el PSOE y el 21% de quienes lo hicieron por IU. Si al porcentaje total se le suma el de los ciudadanos que abogan porque las comunidades tengan menos competencias (un 14,5%, menos que el pasado julio) se obtiene la siguiente imagen: cuatro de cada diez españoles apuestan por revertir el Estado autonómico.

Y junto almalestar territorial, el sondeo, que refleja como viene siendo habitual elpesimismo hacia la situación política y económica, también consigna otro máximo histórico: el deldesprestigio de los dirigentes de los partidos. Puede que cuando habló de la «decadencia de la clase política» en su auto sobre el 25-S, el magistrado de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz incurriera en un exceso literario impropio de una resolución judicial, pero su percepción es ampliamente compartida por la ciudadanía. Para el 26,9%, «el principal problema que existe en España» consiste en «los partidos y la política en general». Solo el paro y la economía suponen preocupaciones mayores para los españoles.

¿Quién es el responsable de este descrédito? Para los populares, la culpa es de los socialistas. Y para los socialistas, de los populares. «En épocas de crisis y tras gobiernos del PSOE, coincide que se habla mal de la clase política. Cuando gobierna el PP, el prestigio sube», sostuvo el secretario de Organización del PP, Carlos Floriano. Su homólogo socialista, Óscar López, no fue tan categórico en su juicio. Señaló que se trataba de un dato «muy preocupante» del que había que «tomar nota», pero también achacó el desprestigio al «rechazo» de las «políticas concretas del PP». La vicepresidenta del Gobierno,Soraya Sáenz de Santamaría, por su parte, optó por otro enfoque, informa Pilar Santos. Más allá de abogar por la «transparencia» y la «responsabilidad» de los políticos, anunció que el Ejecutivo ha encargado al Centro de Estudios Políticos y Constitucionales una «estrategia de regeneración democrática».