cambios en el reglamento de la cámara baja

Menos plenos, más política

El diputado de ERC Joan Tardà interviene desde la tribuna ante un hemiciclo prácticamente desierto.

El diputado de ERC Joan Tardà interviene desde la tribuna ante un hemiciclo prácticamente desierto.

IOLANDA MÀRMOL
MADRID

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No hay sensación más desoladora en el Congreso de los Diputados que ver los escaños vacíos durante un pleno. Es cierto que se trata de una imagen televisada sesgada y engañosa, porque que los diputados no estén en el hemiciclo no implica que no estén trabajando en sus despachos. Resulta algo más complicado, sin embargo, justificar a sus señorías haciéndose selfies, jugando con la tableta o echando una cabezada. ¿Están los diputados encadenados demasiadas horas a sus escaños? ¿Son poco productivos?

En plena crisis de  legitimidad institucional los partidos, con el PP a la cabeza, son conscientes del impacto devastador de esas imágenes que aparecen en televisión, de modo que han empezado a buscar fórmulas para transmitir eficacia y rigor.  La Comisión de Reglamento, que se reúne para modernizar la normativa del Congreso, se plantea limitar las sesiones plenarias a los asuntos de gran política, a las cuestiones más solemnes. En el hemiciclo, los portavoces solo tendrían que argumentar su posición política respecto a una ley, en lugar de embarullarse en los detalles técnicos, que quedarían excluidos. Esa letra pequeña y las condiciones técnicas se abordarían en las ponencias y las comisiones, cuyas sesiones son mucho más tediosas y complejas y apenas reciben cobertura mediática.

¿Implicaría esto que habría menos plenos? Es muy probable, pero ello no se confirmará hasta que los letrados de la Cámara terminen de redactar la letra pequeña. «No sé si habría menos plenos, pero lo que es seguro es que se hablaría más de política. Lo de ahora no tiene mucho sentido, porque hacemos debates sobre las enmiendas técnicas en las comisiones y luego se vuelve a repetir todo igual en el pleno», admite la portavoz del PP en la Comisión de Reglamento, Arenales Serrano.

El PSOE está de acuerdo en la propuesta e insiste en la necesidad de dotar de mayor dinamismo a la Cámara. «Es absurdo repetir debates. El pleno es el epicentro del Parlamento y ahí es donde deben ir los debates de interés político. Ahora nos pasamos siete horas escuchando los mismos detalles del articulado técnico que ya hemos escuchado en las comisiones», sentencia el diputado socialista Pablo Martín. UPD también está de acuerdo con limitar los plenos. El diputado Carlos Martínez-Gorriarán, es tajante: «Se pierde tiempo en tonterías, lo que es un trabajo agotador sin productividad. Al pleno tienen que ir las cuestiones de interés general», reclama. En la revisión de las normas, UPD también propone que se establezca un horario para las sesiones plenarias, puesto que ahora se sabe a qué hora empiezan (nueve de la mañana) pero nunca su hora final, en ocasiones bien entrada la noche. «Ahora se malversa el parlamentarismo, se habla por hablar. Necesitamos un horario tasado», exige Gorriarán.

SOLEMNIZAR EL PLENO / Limitar los plenos a la alta política no es un capricho de los diputados del Congreso. Los expertos del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (Cepco) han elaborado varios informes que han presentado al Gobierno en los que recomiendan que el hemiciclo se solemnice. Fuentes conocedoras del estudio han confirmado a este periódico que la propuesta de los politólogos es justamente que los plenos se utilicen solo para los grandes debates de política nacional, lo que permitiría transmitir una mayor imagen de respeto que ponga freno al descalabro de la reputación del Parlamento. El estudio presentado por el Cepco ha sido elaborado por tres grupos de trabajo integrados por especialistas en Derecho Constitucional y Ciencias Políticas y fue encargado por el Ejecutivo al inicio de la legislatura. Los expertos descartaron desde un principio la posibilidad de modificar la ley electoral y han enfocado sus propuestas a la necesidad de acercar el Parlamento a la ciudadanía.

74 DÍAS / Este año en el Congreso hay habilitadas 26 semanas con sesión plenaria, y cada una suele durar tres días, de martes a jueves. Total, 74 días de pleno. Es frecuente ver en el hall de acceso al Parlamento las maletas de los diputados que no residen en Madrid esperando para salir hacia sus circunscripciones. Es otra vieja reivindicación de sus señorías: piden estar menos tiempo en la Cámara baja para poderse dedicar con mayor empeño a su electorado y reclaman sistemas como el británico, que facilita este contacto con el ciudadano. En otras palabras, quieren estar menos horas entre los leones y más pisando la calle. No es un sentimiento soterrado. El diputado socialista Eduardo Madina lo viene exigiendo desde hace meses, no solo en los pasillos del Congreso, sino también en conferencias realizadas en el propio centro de estudios que elaboró el informe para el Gobierno.