LA EVOLUCIÓN DEL ESCENARIO POLÍTICO ESPAÑOL

20-D: Un cambio de mapa político sin tocar la ley electoral

El sistema favorece el bipartidismo, pero ahora no podrá frenar una nueva era

PERE VILANOVA

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Sin duda, no estamos ante una campaña electoral más, esta es una de las pocas afirmaciones que genera realmente consenso entre la gente. Quizá por ello sea útil plantear unas reflexiones con un ojo puesto en la perspectiva histórica, y otro en las encuestas de los últimos días, de este modo quizá evitemos la tentación del coyunturalismo, que consiste en dar a todo lo que nos acontece en el día a día un valor de permanencia estructural. Dicho de otra manera, estamos en un momento de cambio en nuestro sistema político.

Podemos partir de una primera afirmación. En general, la ciencia política y el estudio de los comportamientos electorales nos dicen que, para cambiar el sistema de partidos (en las instituciones representativas) suele tener que pasarse por una transformación del sistema electoral. Dicho muy esquemáticamente, si pasas de un sistema mayoritario a un sistema proporcional (aunque sea el de D'Hondt), efectivamente ello tendrá un impacto en el sistema de partidos. Pero en este caso, en España, en el 2015, asistiremos al prodigio de que sin haber cambiado la ley electoral, contemplaremos un espectacular vuelco en el arco de la representación parlamentaria. En otras palabras ¿cómo puede darse tal cambio sin modificar el sistema electoral? No hay magia, "¡es la gente, estúpido!", los electores han tomado la iniciativa, hasta tal punto que los medios de comunicación han tenido que revolucionar su parrilla (menos TVE). ¿Cuándo se habían visto debates a cuatro (con el cuarto presente o ausente, según el día), en los que dos de los ponentes representan al PP y al PSOE y dos a partidos sin representación parlamentaria?

Dicho eso, y el cambio no es menor, la perspectiva histórica nos dice lo siguiente. Una etapa fundacional, que va del 1977 a 1982, construyó un bipartidismo imperfecto, entre una UCD levantada a toda prisa pero con un liderazgo potente (Adolfo Suárez), y un PSOE emergente con un liderazgo muy fuerte (Felipe González). Este bipartidismo se veía compensado de dos maneras, claramente en el eje izquierda-derecha (Partidos Comunista-Alianza Popular) por un lado, y con las dos minorías, catalana y vasca, por el otro. Esta segundo factor de compensación no se situaba en el eje izquierda-derecha, sino en lo que se denominó el eje centro-periferia. Cabría añadir el Grupo Mixto, que aunque fragmentado podía sumar algo más al consenso dominante. Estos primeros gobiernos en democracia (UCD) pusieron sobre la mesa los méritos y límites de gobernar sin mayoría absoluta, por cierto cosa nada infrecuente en un sistema parlamentario.

El primer cambio del sistema de partidos, sin modificar el sistema electoral, es en 1982, cuando el triunfo socialista inaugura una cosa tan fundamental para la democracia como lo es la alternancia, el cambio de Gobierno. Ello trae otro cambio, y es que la alternancia contemplará igualmente dos o más legislaturas de un mismo Gobierno. El PSOE encadena victorias electorales y gobierna de 1982 a 1996, con mayoría absoluta y con mayoría relativa. Hace falta recordar que por ejemplo, el Partido Nacionalista Vasco apoyó tanto una investidura de Felipe González (1993) como de José María Aznar (1996), y CiU apoyó a Felipe González (1993) y a Jose Luis Rodríguez Zapatero (2004).

Por el camino aprendimos a ver una cierta volatilidad del espacio electoral, con la autodestrucción de UCD (y la liquidación política del propio Suárez por sus compañeros de partido) y la fugaz vida del CDS. El viento de la Historia se llevó al PCE, que nunca entendió que el determinismo histórico no es lo que parece, y que su esfuerzo en la lucha antifranquista no se vio recompensado en votos. Esta volatilidad ha tenido más de una causa, pero durante un tiempo Izquierda Unida ha representado (con escasa fortuna) la expresión parlamentaria "a la izquierda" del PSOE, y algún partido como UPD ha mostrado, aparte de las limitaciones de su líder fundadora, que el bipartidismo les dejaba poco espacio en el centro.

Sistema 'mayoritario'

Sistema 'mayoritario'En estas elecciones muchas cosas pueden y van a cambiar. Ya lo mostraron las últimas elecciones europeas, y, en su propio formato, las últimas elecciones autonómicas pseudoplebiscitarias en Catalunya. ¿A que nos referimos? A la fragmentación de la representación electoral. En el Congreso de los Diputados, en la elecciones de 2011, entre el PSOE y el PP obtuvieron el 75% de los votos, y en escaños esto significa casi 300 diputados de un total de 350. Ahora, si las encuestas no se equivocan mucho, ambos partidos sumarán el 55% de los votos. ¿El resto? Aquí entra en juego el sistema electoral d'Hondt, pues en las cinco provincias más pobladas, PP,PSOE, C's y Podemos se mueven en una horquilladle 22 al 24 % más o menos, pero en las provincias que ponen en juego entre tres y seis escaños, en la práctica el sistema se vuelve mayoritario, y ahí PP y PSOE esperan amortiguar la caída. Definitivamente, ha vuelto la incertidumbre a la política. No es poca cosa.