el personaje de la semana

Albert Rivera, un tele-genio

Siempre ha tenido carácter. Sin él, de hecho, no hay líder que valga. Y Albert Rivera ya se sentía líder, y actuaba como tal, antes de serlo políticamente. Da bien en cámara y sabe adaptar su lenguaje y su mensaje al contexto que se tercie y sin manías.

Un tele-genio_MEDIA_1

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TONI AIRA

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En Esade, donde se licenció en Derecho, ya era gallo en el gallinero, y todos sabemos lo que se dice sobre la presencia de dos especímenes de esta categoría en un lugar así: no puede ser o acostumbra a no acabar bien. Él se las tenía, y mucho, con quien hasta hace poco era jefe de gabinete del presidente del Barça, Gerard Guiu, otra personalidad fuerte, por decirlo finamente. Y al acercarse la liga universitaria española de debate, el coordinador de la casa tuvo una idea audaz. Los puso en el mismo equipo para representar a su universidad. Aquello podía acabar en gran fracaso o de la mejor de las maneras posibles. Y pasó lo segundo. Ganaron aquella liga y ellos dos recompusieron relaciones. Carácter, sí, pero al servicio de algo: de ganar. Si se trata de eso, Rivera (Barcelona, 1979) ha demostrado que sabe adaptarse.

En lo ideológico pasa igual. Su Ciutadans, que ahora muerde más electorado del PP y se sitúa en el centro-derecha, nació escorado claramente al centro-izquierda, fruto del impulso de un grupo de intelectuales españolistas que tradicionalmente se habían situado en la órbita del PSOE en Catalunya. Entre ellos, el más destacado, el catedrático Francesc de Carreras, de quien es discípulo y que ya en la asociación Foro Babel empezó el activismo anticatalanista organizado y con ganas de tener papel bajo los focos de las cámaras. A eso Rivera ayudaría mucho con su fotogenia. ¿Quién no recuerda aquel cartel suyo de las elecciones catalanas del 2006, con él desnudo de arriba abajo? «Ha nacido tu partido», encabezaba el póster. Y de aquello ya va camino de hacer 10 años, por lo que nuevo-nuevo Ciutadans no lo es, como mínimo en Catalunya, pero en España así se vende ahora que tanta gente dice estar harta de lo que suena a viejo. «Habilidad para vender eso, y lo que le echen, la tiene de sobras», dice un buen amigo personal que a la vez advierte del peligro de que el líder de Ciutadans pueda llegar a ser percibido como «un vendedor de neveras a esquimales, ahora que todo le va de cara y que debe hacer esfuerzos para que no se le dispare demasiado el ego».

 

Y en la elaboración del producto Rivera tuvo mucho papel el factor femenino. Pero no solo por la atracción que despierta entre este sector de población. «Vas de copas con él por Madrid, y en las terrazas pijas las mujeres se lo comen con la mirada», asegura un compañero suyo de partido y de vida social. Ahí triunfa, y desde que se divorció ya lo puede hacer sin tapujos, pero cuenta con mujeres en su entorno profesional y de partido desde que empezó con la aventura de Ciutadans. De hecho, cuando se pregunta sobre personas importantes en su proyección, dos nombres salen en todos los ránkings: Verónica Fumanal, la actual directora de comunicación del socialista Pedro Sánchez, y la que sigue siendo jefa de prensa de Rivera, Imma Lucas. «Sabe rodearse bien en general, y de mujeres en particular», dice un compañero suyo de partido.

Sabe rodearse bien

Y ciertamente sabe rodearse bien, no solo para su proyección sino también para alimentar políticamente su proyecto. Mediáticamente tiene muy buena relación con periodistas como Albert Castillón, pero también la ha tenido con personajes públicos como un exministro, Antoni Asunción, que en Valencia le reportó una de las primeras photo opportunity de impacto. Con José Bono tuvo foto en Sitges en plena campaña catalana. Con Miguel Ángel Revilla, el mediático expresidente de Cantabria, hasta salió en su programa de Tele 5 como uno de sus mejores amigos de Barcelona. Y sabe dar, en general, aquello que todo presentador de radio o televisión necesita: titulares. Da en cartel, da en cámara y sabe decir sin decir adaptando su lenguaje al medio y al canal. Hace eso y también de esponja. «Además de un buen orador es un gran escuchador». Lo destaca una las personas del círculo íntimo de Rivera.

En lo político, el eurodiputado Javier Nart (ex-PSOE) y la candidata a la alcaldía de Barcelona, Carina Mejías (ex-PP), y en lo ideológico, De Carreras (izquierda) y el abogado José María Fuster Fabra (derecha), son un entorno de Rivera que refleja muy a las claras la adaptabilidad del joven líder a las circunstancias. A él le ajustan los trajes de diseño en Hugo Boss y él quiere adaptarlo a votantes concebidos como audiencias. Ahora, además, tiene a un muy inquieto PP como promotor involuntario (¿?), gracias a mentes preclaras como un Carlos Floriano que cita su partido catalanizando la nueva marca estatal («Ciudatans», dijo) o un Rafael Hernando tildándolo de «Naranjito». Regalos que él y su equipo de comunicación, liderado por un también joven y avispado Fernando de Páramo, cogen al vuelo y acaban de impulsar en su viralización en las redes sociales y más allá. ¿Es un genio? No, pero tiene olfato, hambre por ganar y, eso sí, mucha telegenia. No está nada mal en el panorama político actual, para hacerse ahí un hueco.