El turno

Ryanair o el peligro de volar barato

DAVID ESPINÒS

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A todo cerdo le llega su San Martín. Y a Ryanair parece que ya le ha llegado su turno. Esta compañía tiene un presidente prepotente y maleducado que fue capaz de burlarse de trabajadores de Spanair que se iban al paro. También insinuó que en sus vuelos se pagaría por ir al lavabo o que los pasajeros en vuelos cortos irían de pie. Vamos, que le importan muy poco, por no decir nada, sus clientes porque para él son mera mercancía.

Durante unos años, por necesidades del guion --muchos presidentes autonómicos tenían un nuevo aeropuerto sin compañías con que llenarlos--, se cedió ante las técnicas negociadoras de Ryanair y se aceptaron sus condiciones. ¿Ryanair o aeropuerto vacío? Ese era el dilema. Así que Ryanair y todos contentos. Este factor, sumado a los bajos precios iniciales de sus vuelos y a que todo el mundo quería volar como fuese, le permitieron subir hasta lo más alto. Eran aquellos tiempos en los que coger un avión era como coger el autobús para ir a trabajar. Todas estas circunstancias le permitieron convertirse en la compañía de bajo coste de referencia. Y su presidente seguía creyéndose un ser superior. Puede que este sea el inicio de la caída de una nueva burbuja, el de las compañíaslow cost.

Pero los tiempos han cambiado. Ryanair, además de tratar a sus pasajeros con poco cariño, no garantizaba al cien por cien su seguridad. En los últimos días han salido muchas informaciones que relatan las técnicas de ahorro de esta compañía. Aterrizajes forzosos por falta de combustible, despresurizaciones de cabina que han requerido atención médica a los pasajeros, picadas de chinches tras el vuelo… A veces, volar barato sale caro. Pero lo más inquietante de toda esta historia es la capacidad que tenemos los seres humanos para tolerar que nos traten como animales con el objetivo de llegar al destino deseado. ¿Realmente vale la pena?