Reglas

Nos hemos pasado el lunes haciendo números. Los hay que argumentan que si la suma de los votos soberanistas no llega al 50% no se puede considerar que hayan ganado las elecciones. Son los que acumulan en el saco del notodas las opciones no decididamente independentistas, como el Partido Pirata. Hay, también, quienes consideran que solo se puede hablar de negativa clara en el caso de las formaciones decididamente españolistas (de vocación unitaria o federal) mientras que parece que debería existir una tercera repisa para la coalición que no estaba en contra de la independencia pero que tampoco estaba a favor. Esta lectura puede ser vista como tendenciosa, tanto como la primera, justamente porque aplicamos las reglas de un referéndum a una consulta que técnicamente no lo es.

En el peor de los casos (peor para la óptica unionista), hay un dato objetivo. Los favorables a la independencia son, por primera vez en la historia, mayoría absoluta en un Parlament. Esto me recuerda un artículo que decía así: «Antes de utilizar el recurso excepcional e imprevisible de un referéndum, cualquier político honesto y prudente convocaría unas elecciones en las que todos declararan, de manera clara e inequívoca, su posición sobre la independencia; si hay una mayoría de diputados favorable, entonces, sí, entonces habría que celebrar un referéndum». Lo escribió alguien tan poco sospechoso de secesionismo como Javier Cercas. Hace dos años.