Un presente distópico

El futuro da vértigo y se nota en que vuelven a estar de moda las novelas en las que la sociedad del mañana está hecha unos zorros

Escena de la adaptación televisiva de 'El cuento de la criada'

Escena de la adaptación televisiva de 'El cuento de la criada' / periodico

OLGA GRAU

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El futuro da vértigo. No por la incertidumbre lógica del mañana, si no por la inquietud que genera el presente. Se nota en que vuelven a estar de moda las novelas distópicas en las que el ser humano se encuentra la sociedad del mañana hecha unos zorros, devastada desde el punto de vista medioambiental y moral. 

Durante la campaña a la presidencia de Donald Trump volvieron a subir al 'top' de ventas de Amazon las clásicas novelas ‘1984’ de <strong>George Orwell</strong> y ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley, ambas visiones apocalípticas de un mañana dominado por el totalitarismo y la tecnología carente de ética.

En las últimas semanas ha vuelto a trepar en las listas de 'best sellers' <strong>‘El cuento de la criada’</strong>, de <strong>Martgaret Atwood</strong>, que describe el futuro aterrador pero plausible de unas mujeres cuyo papel es simplemente el de criadas, seres que crían en un mundo con problemas de fertilidad y que puede dar bastante que pensar a los que defienden los vientres del alquiler. Incluso libros de no ficción como ‘Los orígenes del totalitarismo’, de Hannah Arendt, de 1951, también están generando un renovado interés.

Las ventas de estos clásicos muestran una avidez de comprender lo que está ocurriendo ya que discurren en paralelo a una realidad preocupante, pero que a menudo se frivoliza en las redes sociales con memes y vídeos graciosos de sus protagonistas. Donald Trump ha anunciado el abandono de Estados Unidos del pacto mundial para frenar el cambio climático, cuando es el segundo país que emite más dióxido de carbono a la atmósfera. El presidente de EEUU prepara una involución democrática en el país que no deja corta la novela de Orwell.

Mientras, Europa ha contenido el aliento en las elecciones francesas y celebra el triunfo de <strong>Emmanuele Macron</strong> en el Elíseo y la resistencia contra la ultraderecha en Austria y Holanda. Pero el peligro está ahí acechando. Los populistas han logrado que los partidos tradicionales hagan suya una parte de su agenda. Ahí está el drama de los refugiados y el genocidio en Síria.

Mientras los británicos se preparan para abandonar Europa y cerrar la puerta a los extranjeros, en la hoja de ruta del proyecto europeo presentado por la Comisión Europea se vuelven a dejar para más adelante las grandes reformas que necesitaría el euro para fortalecerse tras una década de crisis. Las elecciones alemanas serán un punto de inflexión clave para avanzar hacia más Europa o tomar la deriva de la fragmentación que conduciría irremediablemente a una pérdida de riqueza y bienestar. Las decisiones que no se toman en el presente moldean el futuro. Y no en forma de novela.