Pequeño observatorio

El móvil, activo y pasivo

JOSEP MARIA ESPINÀS

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El estudio ha durado 15 años, se hicieron muchos debates y experimentos, y en una reunión de especialistas que representaban a 14 países solo se llegó al «quizá» del daño que causan los teléfonos móviles; no se ha determinado el porqué. Ahora es la Organización Mundial de la Salud (OMS) la que ha llamado la atención sobre el uso del móvil: después de los correspondientes estudios, supongo, ha sentenciado que el uso del móvil puede estar relacionado con un aumento del riesgo de cáncer. Ninguna afirmación concluyente, pues. El lector se habrá dado cuenta delpuede, o sea, la suposición de una posibilidad. Y también de la palabrariesgo, que no tiene nada que ver con certeza, sino con peligro incierto. Evidentemente, los investigadores tienen razón, por una realidad indiscutible: todo puede causar daño.

También en el campo de la medicina existen muchas contraindicaciones por probables efectos perjudiciales de unos medicamentos que en unos determinados casos son perfectamente inocuos e incluso recomendables. Me gusta este relativismo -esta sabiduría- delpuede.

La información habla de 266 agentes con «evidencia limitada de carcinogénesis». Si es tan limitada, hablar deevidenciaes un poco exagerado. Cuando se dice que nos amenazan 266 agentes -entre los que se citan como elementos potencialmente peligrosos desde el punto de vista cancerígeno el café, el diésel, el cloroformo, muchos colorantes y las fibras acrílicas-, ¿qué tenemos que hacer? Es indiscutible que la investigación progresa, que cuanto más avanza, más posibilidades hay de que se multipliquen las cosas que implican riesgo. En esto todos estaremos de acuerdo; es la traducción moderna de la antigua sabiduría popular: todo es posible. No sé si puede ser arriesgado, pero creo que el abuso del móvil no es aconsejable por otras razones. El otro día iba en un autobús y subió una chica que estaba llamando por el móvil. (Hacía malabarismos para aguantar el móvil entre mejilla y hombro, mientras buscaba la tarjeta en una bolsa). Bajé al cabo de siete paradas y la chica seguía con el móvil en la oreja.

No sé si los campos electromagnéticos de los móviles son peligrosos, pero el abuso puede producir una pérdida de conciencia del espacio y el tiempo. Los demás pasajeros no existen, elmovilófilopasional no ve ninguna cara. Y cuando llegue su parada bajará, y solo cuando se acabe la conversación recuperará la visión del espacio y el tiempo real.