Editoriales

La Monumental todavía espera destino

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A este símbolo de Barcelona se le conoce desde hace un siglo con el nombre de Monumental. Y lo es no solo por su construcción arquitectónica sino por los acontecimientos que en esa plaza de toros han tenido lugar, desde un célebre discurso de Lluís Companys en 1937 a grandes mítines en la transición, desde la actuación de los mejores grupos musicales a corridas históricas -dentro de su función natural- como el debut de Manolete en 1939. Por todo ello pesa sobre la ciudad como una losa el incierto destino del recinto, que cuenta con una protección oficial de nivel B. Una joya como esta no puede ser derribada. Desde que el coso dejó de acoger corridas a consecuencia de la ley catalana que prohíbe los espectáculos taurinos desde el  2012, el propietario, Pedro Balañá, no ha desvelado qué uso pretende darle. Su grupo empresarial reclama 10 millones de euros de indemnización por haberse visto forzado a cesar su actividad. La propuesta del Govern es inferior. Y ambas partes deberían ponerse de acuerdo para dar  ya una utilidad a la plaza, cuyo mantenimiento es elevado.

El catálogo de edificios singulares de Barcelona, entre los que se encuentra la Monumental, es parte de la riqueza de la ciudad y tiene un gran peso en el atractivo cara al floreciente turismo. De acuerdo con el signo de los tiempos, la colosal plaza podría revivir una edad de oro sustituyendo una fiesta que no volverá por actividades lúdicas para el barrio e incluso toda la ciudad. Los gustos de los barceloneses del 2014 poco tienen que ver con los de 1914, cuando abrió sus puertas el recinto de la Gran Via esquina con la calle de Marina. Junto a la hoy estratégica zona de las Glòries, cuyo aspecto definitivo ha empezado a tomar cuerpo hace unas semanas. De ahí que más pronto que tarde sea necesario perfilar el futuro del recinto centenario, al que las catalogaciones oficiales dan por válido para acontecimientos culturales y deportivos. Una buena plataforma que debería permitir el encaje del coso en el liderazgo de Barcelona en acontecimientos de todo tipo. Queda descartado  un centro comercial como Las Arenas. Si la plaza se levantó hace un siglo en un tiempo récord de 90 días, la ciudad no puede ahora permitirse el lujo de tenerla sin actividad alguna y bajo el peligro de deterioro. Es la hora de la imaginación.