Editoriales

Más hoteles para Barcelona

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El alcalde de Barcelona está preparando la reforma del plan de usos de Ciutat Vella para que se puedan construir más hoteles en esa zona de la ciudad. CiU ha diseñado una modificación del actual plan, vigente desde hace tres años, que va en ese sentido. Ahora tendrá que negociarlo con el resto de los grupos, dado que solo dispone de 14 de los 41 votos del consistorio, aunque probablemente obtendrá los apoyos suficientes. En el 2010, el PP votó en contra del plan vigente, que no contempla la concesión de nuevas licencias; y tiene nueve concejales.

Los planes del equipo de gobierno de la ciudad pasan por mantener el criterio básico de ordenar las actividades económicas de los barrios que componen el distrito: no dar permiso para aumentar la oferta hotelera y permitir solo la compra de licencias ya existentes con el objetivo de fomentar que los establecimientos actuales ganen tamaño. Pero también se introducen salvedades. La más importante es que podrán concederse nuevas licencias -aumentar el número de camas- para convertir en hoteles edificios catalogados, lo que ahora está prohibido. También se levanta la veda para construir ese tipo de establecimientos en las calles que delimitan el perímetro de Ciutat Vella, si bien se hará con limitaciones que eviten la saturación de los edificios que se destinen a hostelería, así como tu tamaño.

Barcelona se ha consolidado como polo de atracción turística, básicamente extranjera: solo el 20% de los 7,4 millones de personas que la visitaron en el 2012 eran españolas. La industria hotelera funciona bien -en torno al 75% de ocupación media el año pasado y el anterior- y sigue habiendo demanda para la construcción de nuevos establecimientos. Se inauguraron 11 en el 2012 (1.055 camas) y otros tantos en el 2011 (766 camas). También es cierto que la reconversión en hoteles de inmuebles de viviendas sin demanda es una ayuda muy importante al sector inmobiliario, tan castigado. Sin embargo, cabe preguntarse si una ciudad que ha duplicado ampliamente su oferta hotelera en los últimos diez años debe seguir ese camino. Y, sobre todo, si tiene que hacerlo en sus zonas más densificadas, donde es más difícil y caro prestar los servicios públicos imprescindibles. CiU necesitará argumentos de peso para convencer a los vecinos y al resto de los grupos municipales de su cambio de planes.