La rueda

Mas ha dejado de inquietar

CARLOS ELORDI

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Cada día que pasa es más difícil entender la lógica interna que siguen los movimientos del nacionalismo sobre la consulta. Al menos desde fuera de Catalunya. Tras el sorpresivo acuerdo en torno a las preguntas y a la fecha de la misma, han llegado unos inesperados matices de Artur Mas. Ahora dice que está dispuesto a negociar  -¿qué?- con Mariano Rajoy, y advierte de que unas elecciones podrían sustituir al referendo si este es imposible. Sus declaraciones a TV-3 tienen aires de rectificación y dan la impresión de que un día el president atiende a las presiones del nacionalismo y tres después a las de los poderes catalanes que no quieren aventuras. Es muy probable que un rumbo tan errático no esté reduciendo la fortaleza de las reivindicaciones catalanistas, en conjunto. Aunque se sume a las idas y venidas que Mas ha protagonizado desde hace año y medio. Pero sin duda está beneficiando a las posiciones que mantienen Rajoy y los suyos. Al menos a corto plazo, que a largo cambian poco las cosas. La irracionalidad y la ceguera del PP chocan demasiado frontalmente con la citada fortaleza de los sentimientos populares catalanes como para imaginar cómo pueden calmarse las aguas.

La derecha española está consiguiendo que el fantasma del secesionismo catalán deje de asustar a los españoles. O, cuando menos, que no lo haga tanto como hace unos meses. El PP está logrando que el contencioso catalán aparezca ante los ciudadanos del resto del Estado como una pugna entre partidos nacionalistas en la que Mas actúa sin mucho criterio. Y eso puede terminar cegando la vía por él emprendida. Mientras las reivindicaciones catalanistas no adquieran un cierto marchamo de seriedad fuera de Catalunya, difícilmente podrán avanzar. Otra cosa sería un caos que no conduciría a parte alguna.