CONTRAPUNTO

Las queridas pymes de Mas y Colau

SALVADOR SABRIÀ

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No marcan la política económica del país. No tienen suficiente capacidad de influencia para que el jefe del Gobierno considere que las debe convocar para discutir con sus representantes las líneas de las principales medidas de estímulo económico. Son las únicas de su categoría que han convocado dos manifestaciones ante las puertas del Congreso de los Diputados. No se trata de un grupo radical ni de partidarios de las acciones contundentes. Son las pequeñas y medianas empresas, las pymes, y son la gran base empresarial de este país sobre la que se sustentan las multinacionales y las grandes compañías de todos los sectores.

Sin este tejido empresarial pequeño y mediano que es característico de España y todavía más de Catalunya la recuperación económica difícilmente se consolidará. Todos los partidos de acuerdan de ellas cuando se acercan las elecciones, prometen a dar salida a muchas de sus demandas, pero a la hora de la verdad, o no se cumple, o todo va mucho más lento, o priman los intereses de las grandes empresas.

Es un colectivo muy atomizado y solo ha conseguido que se le hiciese caso cuando ha empezado a tener organizaciones representativas potentes. Una de ellas es la patronal catalana Pimec, que preside Josep González desde tiempos inmemoriales, pero que ha sabido rodearse de un equipo muy activo. La semana pasada celebró su cena anual y la concesión de los premios Pimes, y ni el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ni la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se lo perdieron. Ambos aprovecharon sus discursos ante cerca del millar de asistentes para recalcar su apoyo a las pymes. El president, resaltando que la mitad del volumen de la contratación de la Generalitat se ha hecho a pymes, y la alcaldesa, prometiendo que se va a tener mucho más en cuenta el hecho de que el 95% de las empresas de Barcelona tienen menos de 10 trabajadores.

En el acto se volvió a poner sobre la mesa uno de los mayores problemas de las pymes: la morosidad, tanto del sector público, como del privado. Aunque González reconoció que se ha avanzado mucho desde la Administración y que ahora, por primera vez, pagan  más tarde las grandes empresas privadas que el sector público. Sin pelos en la lengua, cargó con dureza contra las compañías del Ibex 35, a las que acusó de financiarse a base de las pymes al retrasarles los pagos mucho más allá de lo que permite la normativa, y a la CEOE por presionar para que en la nueva ley de contratación pública prácticamente se excluyan a las pequeñas y medianas empresas. Curiosamente, lo hizo desde un atril que tenía detrás el cartel con los patrocinadores del acto, cuatro firmas del Ibex. Contradicciones del sistema.