Editorial

El Cercle, la crisis, las reformas y el diálogo

La inquietud empresarial por la nueva situación política española va pareja a la de la entidad por la fractura social

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Las Jornadas que organiza anualmente el Cercle d'Economia concitan mucho interés porque reúnen a muy destacados líderes políticos y empresariales que tienen la oportunidad de hablar y oírse directamente, un ejercicio que, si siempre es aconsejable, en situaciones de desajuste político y social como las que vive actualmente España resulta ineludible. Y este año la cita de Sitges no ha sido una excepción en cuanto a ese interés. El giro a la izquierda y la fragmentación política en las elecciones del domingo pasado y la confirmación de los signos de mejora de la macroeconomía son dos datos aparentemente contradictorios para muchos empresarios, que han expresado su inquietud por la posibilidad de que la inestabilidad política dañe la recuperación. Y que han aplaudido la admonición del ministro de Economía, Luis de Guindos, de que «lo fundamental es que no se reviertan las reformas».

Es indudable que en cualquier país los vaivenes políticos pueden ralentizar o variar algunos planes de compañías importantes, pero el cambio de mayorías surgidas de las urnas no debe afectar al corazón del tejido empresarial y financiero, como de hecho no le han afectado en lo esencial las alternancias que ha habido en el Gobierno de España en 35 años de democracia. Las reformas económicas, en todo caso, las deciden los gobiernos y los parlamentos -si es contando con las patronales y las fuerzas sindicales, mucho mejor-, pero no son verdades inmutables. En España, y visto con perspectiva, una parte de las reformas emprendidas por José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy por indicación (o imposición) de la UE han demostrado eficacia como mal menor, pero con un coste social altísimo. Por eso resulta especialmente oportuno el lúcido documento que ha hecho público el Cercle para alertar del riesgo de «una fractura social dolorosa y duradera» si no se adoptan políticas específicas. La recuperación económica no podrá resolver por sí misma la emergencia social que sufre España, subraya la entidad. Y su presidente, Antón Costas, recuerda que generalmente las crisis sociales no aparecen en el peor momento de las crisis económicas, sino justo después. Es decir, puede que estemos ante esta situación. Que sea realidad o no dependerá en gran medida de la capacidad de negociación y pacto de los políticos en esta coyuntura compleja pero apasionante.