La clave

Bienvenidos al Dragon Khan

Artur Mas dice que gobierna la incertidumbre

JUANCHO DUMALL

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Los analistas políticos llevan más de dos años en Catalunya dedicados a la hermenéutica -al arte de interpretar los textos y los gestos- del proceso soberanista. Hay debates en periódicos y tertulias de radio y televisión sobre los pasos que darán Artur MasOriol JunquerasCarme Forcadell o Josep Antoni Duran Lleida en el tortuoso camino hacia la consulta o hacia la independencia. Como si de un inmenso tablero de ajedrez se tratara, se analizan los movimientos a cinco jugadas vista de los diversos actores políticos. En el debate público, abundan afirmaciones como estas: «Mas no desobedecerá», «el president convocará el 10 de noviembre elecciones para febrero», «Junqueras no aceptará la lista única», «la ANC no consentirá que no haya urnas», «la unidad soberanista no se romperá»... Pronósticos sobre un estresante guion no escrito.

Pero todos los vaticinios deben ser puestos en cuarentena cuando el propio Mas confesaba el martes en el Ateneu Barcelonès que no puede dar «seguridades absolutas», añadía que «nadie sabe al cien por cien cómo acabará esto» y remataba con que «tenemos que acostumbrarnos a gobernar la incertidumbre». Así que, catalanas y catalanes, ¡bienvenidos al Dragon Khan!

Las metáforas marineras del president, sus promesas de mantener el rumbo en la tempestad, su probada vocación de timonel, quedan un tanto en entredicho cuando se admite que atravesamos mares procelosos entre ignotos arrecifes, sin calendario ni un modesto plan B.

La política consiste, entre otras cosas, en que los dirigentes fijan prioridades y ofrecen a los gobernados un panorama de certezas. Pero la política catalana ha entrado en una fase en la que los planos de lo real, lo impostado y lo deseado se confunden.

El liderazgo

Ningún dirigente político, aunque trate de aparentar lo contrario, controla los acontecimientos al cien por cien. Pero lo extraño de este caso es que el máximo responsable, quien tiene el liderazgo y la capacidad de disolver el Parlament, aparezca tan nítidamente deshojando la margarita. Hemos pasado de la astucia a la vacilación.