El ATC o el cascabel del gato

A principios de marzo me preguntaba por qué Ascó no podía acoger el polémico ATC, el almacén centralizado de residuos nucleares. Poco después, el terrible terremoto en Japón, seguido del devastador tsunami, levantó una ola de pánico que convirtió en maldito todo lo relacionado con la energía nuclear. Razón de más para volver a reprochar al Gobierno que no decidiera tiempo atrás su ubicación, ya que las élites políticas autonómicas, del color que sea, no están dispuestas a comprometerse con decisiones aparentemente impopulares.Rubalcabareconoce que ahora va a ser más difícil una decisión. Es un problema más de percepción que de realidad, pues seguimos exactamente donde estábamos. Los ocho municipios aspirantes, con Zarra y Ascó a la cabeza, mantienen intacta su decisión. Aquí tampoco importa el color político. Los alcaldes saben del escaso peligro que encierra el ATC y, en cambio, de los muchos beneficios en puestos de trabajo e inversión. Saben que un almacén de residuos, que se gestiona con altos requisitos de seguridad, no tiene nada que ver con una central, pues el riesgo de fisión nuclear es inexistente.

Es perfectamente compatible desear el cierre progresivo de las centrales nucleares, apostando a fondo por las energías renovables, y estar al mismo tiempo a favor de la construcción del ATC. Incluso se puede ser manifiestamente antinuclear y razonar del mismo modo, porque los residuos no van a desaparecer cerrando las centrales. Lo contradictorio es estar a favor de la energía nuclear, aunque sea de forma transitoria, que es la opinión de la mayoría, y en contra de la instalación en tu tierra de dicho almacén. Por eso la actitud de los partidos catalanes me parece hipócrita. CuandoMontillaerapresident,estaba dispuesto a apoyar la candidatura de Ascó pasadas las elecciones autonómicas.Artur Mas, también, pero exigía que se decidiera antes. Todo oficiosamente, claro. En resumen, ninguna comunidad quiere acoger por ahora el ATC y los partidos se ratifican en su oposición. Después del 22 de mayo ya veremos. Más pronto que tarde el Gobierno tendrá que ponerle el cascabel al gato.