El cuerno del cruasán

El disputado voto de monseñor Escrivá

JORDI Puntí

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De todas las anécdotas que dejaron las últimas elecciones municipales, una de las más curiosas se produjo en el Ayuntamiento de Girona. Parece un gag de Els Joglars (de cuando Els Joglars jugaban en casa). Esto es lo que sucedió: ese domingo, un gerundense fue a votar y, junto a la papeleta de ERC, metió en el sobre una estampilla de sanJosemaría Escrivá de Balaguer. El voto era objetivamente nulo, pero ERC pidió a la Junta Electoral que lo considerase válido. Por intentarlo nada se pierde, pensarían. La cuestión es que unos días después la junta confirmó que el voto corrompido por monseñorEscriváera nulo, claro, y por su culpa ERC no obtuvo representación en el consistorio municipal.

En el fondo, a Esquerra no le vino de ese voto en concreto, sino de los miles de votantes que no la eligieron, pero contada así la historia parece más caprichosa y fatal. Ahora mismo en Girona hay alguien que goza en secreto de la popularidad de su voto. Solo esa persona lo sabe. Como debe morirse de ganas de contarlo, sería bueno que el votante enmascarado saliera a la luz y nos dijera por qué lo hizo. Si era un gesto desesperado o irónico. Si obraba con fe o con mala fe. Como votante de Esquerra, ¿esperaba un milagro de monseñor o quizá quería significar que eso no lo arregla ni el Opus con sus largos tentáculos?

En la misma petición a la Junta Electoral, Esquerra consiguió que le sumaran como válidos dos votos que antes también se habían dado por nulos. Eran de dos ciudadanos que con la papeleta habían añadido propaganda del mismo partido. El error, dictaminó la junta, es benigno porque refuerza el voto. La misma situación se vivió en otros colegios electorales, con otros partidos. A mí todo esto me sorprende, porque ¿no habíamos quedado que dentro del sobre solo puede haber el voto? O todo o nada, señores. ¿Quién no nos dice que, para el votante de Girona, la invocación a la Obra reforzaba el voto a Esquerra? El mundo está lleno de gente extravagante y la provincia de Girona aún más.

Los caminos de las ideas políticas son inescrutables. Tengo un amigo que, cuando hay elecciones, siempre mete en el sobre un billete de cinco euros. Por la noche, durante el escrutinio, se desternilla imaginando lo que harán con el dinero los de la mesa electoral. Si se lo repartirán, lo rifarán o lo darán a la junta. Pensándolo bien, quizá podrían utilizarlo para impulsar el Museo del Voto Nulo. Así nos reiríamos todos.