El 'Thor' de Branagh

Más que nada por una cuestión de tamaño, buena parte de la atención que merecen los estrenos cinematográficos de esta semana le corresponde a Thor, el dios del trueno y el relámpago según la mitología nórdica que, a principios de los 60, se vio reconvertido en superhéroe de Marvel Comics, aunque nunca logró ser favorito entre los ávidos lectores de tebeos. Eso no ha impedido que ahora llegue a las pantallas una adaptación trufada de monstruos generados por ordenador, batallas ruidosas e incluso una escena en la que el gigantesco héroe entra en una tienda de mascotas y reclama un caballo. Es decir, que Kenneth Branagh -es un misterio por qué lo contrataron a él para dirigir un blockbuster- mezcla su habitual vena shakespeariana con un saludable sentido del humor para acompañar a Thor mientras se enzarza en enrevesadas disputas familiares, tontea con Natalie Portman, trata de restaurar la paz y la estabilidad del universo, y, sobre todo, recupera su inseparable martillo. Después de todo, lo necesitará para rodar la más que probable segunda parte.

Tiene cierta guasa que el protagonista de Thor, el australiano Chris Hemsworth, vaya a competir en la taquilla con su flamante nueva esposa, Elsa Pataky, cuyo debut en Hollywood también se estrena hoy. Fast & Furious 5 es la nueva entrega de la saga fílmica más viril -su receta es: coches rápidos, tipos cachas y tías buenas—, y reúne a sus tres principales protagonistas -Vin Diesel, Paul Walker y Jordana Brewster— con personajes que pasaron por ella a lo largo de las cuatro películas previas para preparar un último golpe en Río de Janeiro. Mucho ojo con su apabullante clímax, una persecución llena de coches de policía aplastados y una gigantesca caja fuerte que avanza a toda pastilla por las calles de la ciudad sembrando el caos y la destrucción.

Esa imagen bien podría funcionar como metáfora de la crisis económica, precisamente el asunto de The company men. Como su título indica, la primera película de John Wells no se centra en los estratos más bajos de la pirámide social sino en las clases más privilegiadas, y se sirve de actores como Ben Affleck, Tommy Lee Jones o Kevin Costner para demostrar que, en esos niveles, perder el trabajo significa también perder algo tan preciado como el estatus, dejar de ser alguien, y el ritual de degradación derivado de ello puede resultar terrible.

LA CRISIS GLOBAL / No es la única de las incorporaciones a la cartelera que habla del crack financiero: Vamos a hacer dinero explora cómo el neoliberalismo descontrolado que rige el primer mundo esclaviza al resto del planeta. Los amantes del documental tienen dos estrenos más a tener en cuenta: El viaje de Jane, sobre la naturalista y primatóloga Jane Goodall, y Bebés, que se fija en cuatro seres humanos de varios países durante su primer año de vida.

Incluso podríamos añadir a la lista No tengas miedo porque, aunque se trata de un trabajo de ficción, la nueva película de Montxo Armendáriz habla de un problema muy presente en nuestra sociedad. Es la historia de Silvia (Michelle Jenner), una joven que lucha por sobreponerse a los abusos sexuales que sufrió desde niña. Un padre ejemplar de cara a la galería (Lluis Homar), una madre que mira hacia otro lado (Belén Rueda) y una niña cuyo retraimiento nadie comprende componen el podrido ambiente familiar de un relato que intercala testimonios de víctimas reales.

También Año bisiesto entiende el sexo como un instrumento de agresión, violencia y trauma. Cruce entre Repulsión, El último tango en París y Buscando al señor Goodbar, esta cinta mexicana premiada en Cannes detalla los rituales de sadomasoquismo y humillación sexual a los que se abandona un joven como consecuencia de su soledad y sus problemas de autoestima.

AMOR Y MUERTE / Por último, tampoco es precisamente amable, aunque sí resulta mucho menos extrema, la aproximación a las relaciones de pareja que propone Tokio blues, adaptación de la célebre novelade Haruki Murakami. El director vietnamita Tran Anh Hung se traslada al Japón de finales de los años 60 para llevar a cabo un impasible retrato de la angustia abyecta, a veces autodestructiva y casi insoportable que acompaña la pérdida de un ser querido. Y se pregunta: ¿Qué sentido tiene el amor si la mano cruel de la muerte puede golpearnos en cualquier momento? H