CRÓNICA

Clara Peya homenajea a sus ninfas acuáticas

La pianista y compositora inunda el Sant Andreu Teatre con la presentación de 'Oceanes', una oda colérica y tierna a las mujeres de su vida

Clara Peya, durante el concierto del viernes en el Sant Andreu Teatre.

Clara Peya, durante el concierto del viernes en el Sant Andreu Teatre. / periodico

ADRIANA VALERO DENGRA / BARCELONA

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Combinando momentos de rabia con otros de extraordinaria delicadeza, el viernes Clara Peya inundó el Sant Andreu Teatre con una oda acuática a las mujeres de su vida, a las que confesó querer sin límites, y que dan nombre a su nuevo trabajo, 'Oceanes'. Doce temas que rinden homenaje a través de motivos marinos a las figuras femeninas a las que admira irrefrenablemente: su madre, su hermana, sus amigas y aquellas a las que ha dejado atrás. Porque este es también un disco de madurez y de la renuncia que implica el ir haciéndose mayor. "Hace tiempo que quería hablar del agua", admitió la pianista y compositora ante un público que la escuchaba con asombrosa atención cada vez que se disponía a presentar una nueva canción. "Quería hablar de su inmensidad y de cómo está en todo, pero a la vez de cómo intentas cogerla e inevitablemente se te escapa de las manos", profirió con una sonrisa melancólica.

Apareció sobre el escenario con la espalda y los pies desnudos y encandiló a los asistentes con 'Abatyse', el instrumental que también abre el disco. Emulando el vaivén de las olas, Peya se balanceó sobre el piano mientras se iban sumando el resto de acompañantes. Junto a la dulzura de Sandra Sangiao, que puso voz a las composiciones de la barcelonesa, Vic Moliner (contrabajo), Didak Fernández (batería) y Panxii Badii (electrónica) pincelaron cuidadosamente todos los detalles de un álbum lleno de matices. Peya enlazó con sutileza los dos siguientes temas, los enseñadores 'Meronda' 'Eminoa', antes de presentar su trabajo ante el público e interpelar indirectamente a sus protagonistas, presentes entre los asistentes.

VIRTUOSISMO AL PIANO

Una a una sus particulares ninfas acuáticas fueron desfilando sobre el escenario en forma de temas. Algunos especialmente tiernos, como 'Arístides', un homenaje a su hermana, de la que juró haber sido gemela en otra vida. O quizá la más romántica del álbum, 'Galone', seguida de un solo con en que la artista volvió a demostrar su virtuosismo al piano, pinzando manualmente las cuerdas y usándolo para hacer percusión. También hubo tiempo para temas más coléricos, como el rap 'Oceanes', cantado por la propia Peya subida en su taburete. Lejos de desentonar, este alegato al empoderamiento de las mujeres, el más explícitamente reivindicativo del disco, fue el más aplaudido por un público que compartió el deseo de hacer del mundo "una plaga de princesas indomables".