5 coches y 12 ataúdes en el Grec

'CaRRoussel' y 'L'últim cabaret' conducen a singulares experiencias

Amai Vecino y Kiku Mistu (derecha), con el ataúd tuneado como baúl de viaje, en 'The last cabaret'.

Amai Vecino y Kiku Mistu (derecha), con el ataúd tuneado como baúl de viaje, en 'The last cabaret'.

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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Dos de las propuestas más singulares de este Grec transcurren en el interior de cinco coches (CaRRoussel) y de 12 ataúdes (L'últim cabaret), creaciones de la Companyia La Reial y de Kiku Mistu, respectivamente, que brindan al público  innovadoras experiencias escénicas. En CaRRoussel, los espectadores se introducen en cinco vehículos, instalados en la plaza Margarida Xirgu (del 8 al 12 de julio) y asisten a las breves historias -10 minutos- creadas para la ocasión por Josep Maria Fonalleras, Imma Monsó, Marta Rojals, Francesc Serés y Màrius Serra. Uno o dos actores las interpretan en un original formato concebido por Laia Alsina y Jordi Centellas, los directores de una compañía interesada en los espacios no convencionales que nos acercan a la realidad. Así lo hicieron en La Kurva, una obra sobre la prostitución que representaron en una carretera en el festival de Tàrrega. Ahora proponen una «divertida experiencia íntima y personal» con los espectadores convertidos en pasajeros de cinco Renault Lancia donde se explican las historias.

En una glorieta, el quinteto Lisboa Zentral Café animará al personal con una alegre partitura que va de la polca al vals pasando por melodías fellinianas. Los coches girarán a su alrededor y para acceder a ellos el público deberá comprar las entradas (de una a cinco). Las rodantes miniplateas pondrán el freno de mano durante las breves representaciones, cuyos títulos son: El taxista i el funeral (Fonalleras), Sense títol (Monsó), En punt mort (Rojals), Passatgers (Serés) y Grecalònia (Serra).

PASEO POR LA MUERTE / Peculiar, outsider, místico, poético y ahora también cantante. Kiku Mistu planta cara a la muerte con una performance interactiva que, bajo el título L'últim cabaret, se sirve de 12 ataúdes tuneados, protagonistas a su vez de una exposición (hasta el 18 de julio en el Pati Manning, calle Montalegre, 7). Del 8 al 12 de julio el artista y Amai Vecino, acompañados de un grupo de actores y de músicos, escenificarán junto a los rediseñados féretros un homenaje a la parca de tintes cabareteros. Brillos, luces y música festiva para enfrentarse al huidizo tabú. Los ataúdes han sido transformados en distintos objetos cotidianos para reflexionar sobre un tema vital. Hay, entre otros, un reloj de péndulo (símbolo del paso del tiempo); una bañera (la expiación de la culpa), un tocador (la vanidad), una cuna (el renacer), un baúl (el viaje de la vida) y una cama matrimonial («qué bonito sería morir a la vez junto al ser amado», aduce Mistu).

«Quiero mucho a la vida y por eso me preocupa la muerte. Es importantísimo que nos reconciliemos con ella, que la perdamos el miedo», argumenta Mistu, que se define «un poeta de la vida». Al final de la performance, el público puede introducirse en los féretros y experimentar anticipadamente el inevitable final. «Yo me puse blanco la primera vez que entré en uno», avisa. Por suerte, pudo salir para contarlo.