Un atentado grave con efectos desastrosos

El pasado jueves se respiraba optimismo. Las discretas pero intensas gestiones cerca del poder habían dado fruto y el IVA se quedaba como estaba o como mucho subía dos o tres puntitos. Hay que decir que la cultura como tal no tienelobbies, pero hay industrias culturales que sí los tienen y sectores no industriales bien organizados y con acceso a las altas esferas del poder político. Acceso sí, influencia, también. Pero ... La alegría no duró ni 24 horas. Con esta gente no valen argumentos. Si el libro hubiera estado en el 8% en vez del 4%, también habría pasado al 21%. O sea que se ha salvado por azar, porque no han entrado a desclasificar los productos que tienen el IVA súper reducido.

Los efectos serán desastrosos, aunque incalculables pero fatales para muchos. No les basta con reducir los presupuestos, con finalidad de precarizar, no de ahorrar, si no que además ahora tienen que incrementar la presión fiscal sobre un sector con la contabilidad exhausta, si bien con unas reservas muy altas de creatividad y de capacidad para empujar a la sociedad y la economía hacia mejores tiempos.

Es de cierta utilidad preguntarse por las causas de la embestida a la cultura. Quizás conviene saber que los autores del daño eran perfectamente conscientes del resultado por los precedentes europeos. Allí donde han subido el IVA de la cultura, lo han tenido que volver a reducir porque la recaudación total disminuía. ¿Así pues, si no es con afán recaudatorio, qué fin persiguen?

Acogotados

Ya llevo publicadas varias advertencias sobre las malas intenciones del PP, no tanto en relación con la cultura, que también, sino sobre todo contra el pluralismo. Quieren el monopolio de los altavoces. En el mismo paquete que el cine, la música, el teatro o el arte, va la radiotelevisión pública, y ya veremos si PRISA. Eso creen, que ya nos tienen acogotados. Que no hace falta ni que se molesten a cortar por lo sano.