crítica

'Aprendiendo a conducir', al volante de tu destino

★★★

Estreno: 3 de julio.

Isabel Coixet 

Intérpretes: Patricia Clarkson, Ben Kingsley, Grace Gummer, Jake Weber • Título original: ‘Learning to drive’ • Estados Unidos • 90 minutos

por Nando Salvà

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En la nueva película de Isabel Coixet, Aprendiendo a conducir, una crítica literaria neoyorquina (Patricia Clarkson) aprende a conducir tras ser abandonada por su marido y, en tanto que controlar un coche funciona aquí a modo de poco sutil metáfora sobre tomar las riendas del propio destino, su instructor sij (Ben Kingsley) se convierte para ella en algo parecido a un terapeuta. En realidad, ambos tienen mucho que enseñarse mutuamente sobre  la vida y el amor.

Mientras traza su relación, y en el proceso esboza reflexiones sobre la vejez, la raza y la religión, la catalana tan solo ofrece destellos de ingenio u hondura. En realidad Aprendiendo a conducir es más memorable -aunque en realidad no es cine destinado a permanecer en la memoria- por lo que evita que por lo que ofrece. Toda historia sobre gente blanca privilegiada que enriquece su existencia a través de la exposición a otras culturas y filosofías corre el riesgo de caer en el tipo de idealización orientalista y de condescendencia cultural que El exótico Hotel Marigold ejemplifica, y Coixet esquiva por completo ese peligro. Aquí los personajes pertenecen a mundos distintos pero no los abanderan -aunque es cierto que el dechado de virtudes que él encarna por momentos tiene algo de estereotipo-.

En buena medida gracias al trabajo interpretativo de Clarkson y Kingsley -Coixet ya trabajó con ambos en Elegy (2008)-, en última instancia Aprendiendo a conducir retrata a individuos de carne y hueso e identidades diferenciadas y no a meros prototipos de los estilos de vida y perspectivas que representan.

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