El año de James Franco

Pocas cosas animan más a James Franco a embarcarse en proyectos que escuchar a alguien decir que no le conviene meterse en ellos. Eso es lo que pasó cuando la Academia de Hollywood le invitó a presentar el 27 de febrero la gala de los Oscar junto a Anne Hathaway, una propuesta a la que dijo sí al oír a sus representantes clamar por un no, o cuando aceptó un papel en un serial de televisión,Hospital general,para desesperación de los agentes y publicistas que intentan, sin éxito, definir la carrera de alguien que ha triunfado marcando su propio camino.

Será por su mente privilegiada (con un don especial para las matemáticas), o por haber nacido y crecido en California en una familia de intelectuales donde se le animó a no ponerse límites, o porque, con talento para el llamadomultitasking,es capaz de acometer muchos empeños a la vez, Franco ha hecho hasta ahora oídos sordos a los consejos y sus apuestas le han salido bien. Ha hecho de su vida y de sus múltiples trabajos un proyecto artístico en marcha y a los 32 años no hay en Hollywood alguien de su generación que se le pueda comparar.

Pasear estos días por las calles de Estados Unidos ofrece la posibilidad de toparse con Franco en la portada de GQ,deEntertainment Weeklyy, aunque sea irreconocible, exquisitamente travestido y retratado por Terry Richardson en la publicación dedicada a la transexualidad y el travestismo Candy.En las pantallas aún queda el eco de su recreación de Allen Gingsberg enHowl sigue viéndose la interpretación en127 horas, la visión de Danny Boyle de la historia de un joven que se amputó el brazo para sobrevivir tras quedar atrapado por una piedra que todo el mundo le ha otorgado su primera nominación al Oscar.

EXPOSICIONES EN GALERÍAS / En las librerías, además, se vendePalo Alto,su primer libro publicado, una colección de relatos cortos mejor recibida por la crítica que algunos de los textos de ficción que también ha publicado en revistas comoEsquire.Alumnos de varios campus comparten aulas con alguien que dejó la universidad por el cine pero volvió para graduarse y ahora prepara un doctorado en literatura en Yale, estudia nuevos medios en la escuela de Diseño de Rhode Island y está matriculado en cuatro cursos distintos de posgrado en escritura creativa, poesía y cine. Y el verano pasado expuso su obra artística en galerías de Los Ángeles y Nueva York.

En el apartado de cine, Franco no se ha dejado llevar por estereotipos. Su salto a la fama le llegó en el 2001 al interpretar a James Dean en una película para televisión, papel que le dio un Globo de oro y la entrada en la saga deSpider-Man.Y desde entonces ha elegido proyectos comoSuperfumdados(Pineapple Expressen su título original) oMi nombre es Harvey Milkque le han revestido con un aura de porrero y gay que no responde a la realidad pero con la que le gusta jugar al equívoco.

GENIO PRODIGIO / Uno de sus dos hermanos, el también actor David Franco, ha explicado de él que «no entiende el concepto de no hacer nada». Entre rodajes y clases y proyectos como el que prepara con Gus Van Sant con material nunca visto deMi Idaho privadosaca tiempo incluso para buscar información sobre los periodistas que le van a entrevistar. Y su novia, la actriz Ahna O'Reilly, compartía recientemente con la revista gayThe Advocate, donde Franco también fue portada, una reveladora anécdota. Cuando un amigo de la familia murió y la madre de Franco le explicó el concepto de muerte él estalló en lágrimas: «¡Pero yo no quiero morir -dijo-, tengo tanto que hacer!». Tenía 4 años.

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