Biaggi: "Creí que me moría. He sido un estúpido"

El veterano y popular piloto italiano reconoce que "la vida es un regalo y debemos agarrarnos a ella"

El piloto italiano Max Biaggi se despide de uno de los médicos que le salvaron la vida en el hospital de Roma donde fue internado hace 19 días.

El piloto italiano Max Biaggi se despide de uno de los médicos que le salvaron la vida en el hospital de Roma donde fue internado hace 19 días. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / SACHSENRING (Enviado especial)

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“La vida es un regalo y sólo los estúpidos no aprendemos las lecciones. Creía que me iba a morir, sí; he sido un estúpido por arriesgar tanto cuando no debía hacerlo”. El piloto italiano Max Biaggi, que acaba de recibir, como regalo de su 46 cumpleaños, una segunda oportunidad en la vida al recuperarse, “milagrosamente”, de un tremendo accidente sufrido, hace ahora 19 días, cuando se entrenaba con su moto de supermotard, en la pista de Sagittario, cerca de Roma, su ciudad, ha reconocido que temió morir. “El profesor Claudio Ajmone, un auténtico fenómeno, me dijo que un 85% de las personas que sufren lo que yo sufrí, traumatismo torácico mayor con una docena de costillas rotas, fallece en el quirófano. Sí, por supuesto, he tenido miedo a morir”, reconoce hoy el italiano en una conversación con La Gazzetta dello Sport.

MORFINA CONTRA EL DOLOR

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Biaggi, que con toda seguridad renunciará a estirar, aún más, su vida sobre la moto, acaba de abandonar el hospital San Camillo, de Roma, donde le han salvado la vida y se encuentra internado, en el departamento de recuperación, del centro privado Pio XI, de la capital italiana. “He sufrido como un animal, como un verdadero animal”, confiesa Supermax, cuatro veces campeón del mundo de 250cc y dos veces campeón de Superbikes. “He necesitado morfina para soportar el dolor. Cada vez que tosía veía las estrellas, creía morir de dolor. Me han operado dos veces. Ha sido tremendo. Me sacaron un litro de sangre de los pulmones. No recuerdo nada del accidente pero, sí, debió de ser tremendo”.

LA VISITA DE LOS NIÑOS

Biaggi explica que, pese a las operaciones, el dolor y las dudas sobre su recuperación, el peor momento fue cuando pidió que sus hijos, Inés y León, de 9 y 7 años, le visitasen en el hospital de Roma. “Mónaco, donde vivimos, es una ciudad donde se conoce todo el mundo y no quería que los niños escuchasen, en el colegio, en la televisión o en la calle, extrañas historias sobre la salud de su padre. Por eso les pedí que viniesen a verme. Y, sí, lo pasaron mal, pero me vieron bien, ya bastante recuperado. Ellos me preguntaron qué eran los tubos que tenía y por qué no podía incorporarme del todo, pero se lo explicamos todo con mimo y fueron muy fuertes”.

LARGA LISTA DE AGRADECIMIENTOS

Biaggi insiste en que “la es un regalo y sólo los estúpidos no aprendemos las lecciones. Debemos conservarla y aferrarnos a ella y, sobre todo, limitar la pasión que nos empuja a comportarnos de forma irracional. Cuando eres profesional al más alto nivel, los contratos, tu deporte, tu preparación, las carreras, te impiden, tal vez, ver los riesgos que asumes. Pero cuando todo eso se acaba y solo queda la pasión, no vale la pena seguir”.

Biaggi agradece las muchas atenciones que ha recibido del mundo del deporte y, sobre todo, del motociclismo. No nombra a su eterno rival, Valentino Rossi, pero sí habla, en sus agradecimientos, de Marc Márquez, “que me llamó enseguida, así como el ingeniero Gigi Dall’IgnaJonathan Rea (campeonísimo de Kawasaki, en Superbikes) o mi amigo Jorge (Lorenzo), que al acabar, el pasado domingo, el GP de Holanda, cogió un avión y me vino a ver al hospital de Roma donde estaba”.