Elecciones en Francia

Sarkozy tensa la carrera por la presidencia francesa

La lista de candidatos se cierra con 10 aspirantes y Villepin queda fuera

ELIANNE ROS
PARÍS

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«¿Crees que me importa un comino lo que dices? ¡Qué imbécil!». El pronto con el que reaccionó ayer Nicolas Sarkozy -aunque se disculpó inmediatamente- ante la pregunta de un periodista sobre la imagen de la policía antidisturbios cargando contra un grupo de trabajadores de una planta metalúrgica que protestaban cerca de su sede electoral, ilustra el clima de tensión que vive la campaña francesa.

A cinco semanas de la primera vuelta de las presidenciales, que se celebran el 22 de abril y el 6 de mayo, la carrera al Elíseo entró ayer por la tarde en una nueva fase. Tras finalizar el plazo para presentar los avales -un mínimo de 500 firmas de alcaldes o cargos elegidos por candidato- la lista se cerró con 10 aspirantes. El exprimer ministro conservador Dominique de Villepin quedó excluido por falta de apoyos, mientras otros contendientes con menos proyección -y alguno desconocido del todo- sí cumplieron con los requisitos de este ritual republicano.

Para los principales aspirantes, el presidente saliente y el candidato socialista François Hollande, la competición se vuelve cada vez más reñida. Después de haber sido el favorito de todas las encuestas durante meses -desde que ganó las primarias el pasado otoño- el líder de la izquierda ha perdido comba. Según los dos últimos sondeos, Sarkozy ha empezado a invertir la tendencia, pero solo cuando se trata de la primera vuelta. En la segunda, siguen vaticinando a Hollande una holgada victoria, aunque su ventaja es más ajustada.

La agresividad de la campaña de Sarkozy y la explotación del antieuropeísmo -Francia votónoa la Constitución en el 2005-, con la amenaza de abandonar el tratado de libre circulación de Schengen, han permitido al jefe del Estado ganar puntos y fragilizar la campaña de Hollande.

Pero el candidato socialista no pierde los nervios. Ante la gesticulación de su rival y su faraónico despliegue de comunicación, mantiene su línea de presentarse como el candidato tranquilo, garante del consenso. El insulto de Sarkozy al periodista del canal LCI le permitió subrayar su perfil. Hollande calificó las palabras del presidente de «vulgares» y de «ejemplo de los excesos» del mandato de Sarkozy.

LOS OTROS RIVALES/ Con la ratificación de sus candidaturas, los demás candidatos entran también en acción. Concentrada en las últimas semanas en una carrera contra el reloj para recabar los preciados avales, la ultraderechista Marine Le Pen se ha estancado en los sondeos. El temor de Sarkozy a una derrota como la del socialista Lionel Jospin, vencido en primera vuelta por Le Pen en el 2002, parece haberse diluido. La ausencia de Villepin, su eterno enemigo, de la carrera también es una buena noticia cara a sumar los votos de la derecha. En cambio, el centrista François Bayrou puede llevarse sufragios de los decepcionados con el giro a la derecha de Sarkozy.

Hollande, que llama a votar útil desde la primera vuelta, debe luchar contra la tentación de la izquierda de votar al sulfuroso Jean Luc Melenchon, disidente del PS cuyo discurso populista contra las élites gana adeptos (10% según la última encuesta). A la izquierda se sitúan también la aspirante ecologista, la exjuez delcaso Total, Eva Joly, cuya campaña no logra despegar, y los dos candidatos trotskistas: Nathalie Artaud (Lucha obrera) y Philippe Poutou (Nuevo partido anticapitalista).

Aunque su peso en los sondeos es ridículo, el antieuropeo Nicolas Dupont-Aignan es una incógnita, así como el candidato sorpresa, Jacques Cheminade, jubilado de 71 años, curioso personaje fichado por el FBI por su amistad con el polemista norteamericano Lyndon LaRouche que se autodenomina gaullista de izquierdas. Hoy por hoy, el suspense es electrizante.