La batalla contra el terrorismo

Sarkozy rentabiliza la mano dura contra el islamismo radical

Sarkozy saluda a sus seguidores al llegar a un mitin electoral en Nancy, el lunes.

Sarkozy saluda a sus seguidores al llegar a un mitin electoral en Nancy, el lunes.

ELIANNE ROS
PARÍS

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Desde los atentados de Toulouse, que sacudieron a Francia en plena campaña presidencial, Nicolas Sarkozy ha recobrado los colores en los sondeos. Al filo del goteo de actuaciones policiales contra las redes islamistas radicales y de la sucesión de mitines centrados en el tema de la seguridad y de la «toleracia cero» con el fundamentalismo, el presidente ha pasado de atrapar a su principal rival, François Hollande, a adelantarle en la primera vuelta, el próximo 22 de abril. No obstante, el candidato socialista sigue siendo el favorito para la segunda votación, el 6 de mayo, en la que se enfrentan los dos finalistas.

Dos semanas después de los brutales asesinatos de tres militares y cuatro judíos cometidos por un yihadista nacido en Francia, Mohamed Merah, la ofensiva contra los extremistas sigue a buen ritmo. Ayer fueron presentados ante el juez los presuntos cabecillas del grupo islamista Forsene Alizza -Caballeros del Orgullo- para ser inculpados por asociación de malhechores en relación con una organización terrorista. De los 17 detenidos el viernes como miembros de la red, 13 están acusados de posesión de armas y de promover la lucha armada.

PROYECTO DE SECUESTRO / Según explicó el fiscal jefe de París, François Molins, que dirige la investigación, el grupo estaba a punto de «cometer acciones violentas en territorio francés». Proyectaba además el secuestro de un magistrado de Lyón de origen judío, Albert Lévy, y de responsables religiosos de confesión hebrea. Lévy había intervenido en un caso vinculado a uno de los encausados, condenado por un asunto relacionado con el cuidado de sus hijos.

Molins indicó que los islamistas detenidos han confirmado la identidad de su líder, Mohammed Achamlane, al que trataban de «emir». De nacionalidad francesa, Achamlane, de 34 años, niega todas las acusaciones, aunque, según las autoridades, recientemente había juzgado «posible» el recurso a la violencia si se intensificaba «la islamofobia». En su domicilio se encontraron fusiles, pistolas y una granada. La web del grupo -que se reunía semanalmente y organizaba entrenamientos físicos y sesiones de adoctrinamiento- reclutaba «soldados» y promovía la «creación de un califato» en Francia para aplicar la sharia (ley islámica).

EXPULSIONES / Tal como había anunciado Sarkozy, el Gobierno ha expulsado a cinco islamistas radicales: tres imanes y dos militantes. La reacción del presidente ante unos atentados que han suscitado muchos interrogantes sobre la actuación del contraespionaje -el terrorista tenía un contacto con los servicios secretos y estaba en la lista del FBI de ciudadanos que no pueden viajar a Estados Unidos- ha consistido en mostrarse implacable. «En las próximas semanas continuaremos con este trabajo absolutamente sistemático de asegurar la protección de los franceses», reiteró ayer en Canal +. La policía sigue la pista de un centenar de extremistas.

Sarkozy juega a fondo su papel de presidente protector, que no duda en rentabilizar como candidato. Los antentados de Toulouse le han permitido situar en el centro del debate el tema de la seguridad, que tan buen resultado le dio en el 2007. Un terreno en el que Hollande va a remolque. Pese a que su discurso es también contundente, no puede competir con Sarkozy en cuestión de mano dura. Los dos últimos sondeos dan al jefe del Estado un 29% y un 29,5% de intención de voto frente al 26% y 27,5% de Hollande. Hasta hace poco, el socialista estaba por delante o empatado con Sarkozy.

Mientras Hollande evita entrar al trapo y pierde pie en la campaña, el sulfuroso candidato del Frente de la Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, denuncia sin tapujos la «manipulación» de los atentados. A su juicio, las detenciones de fundamentalistas no son ajenas al calendario electoral. Mélenchon ha pasado del 4% de intención de voto al 14%, y pisa los talones a la tercera en liza, la ultraderechista Marine Le Pen.