¿La primaria de la nada?

La menor participación en la votación refleja el hastío de los electores de una izquierda cuyo candidato difícilmente pasará a la segunda vuelta

El antiguo ministro de Educación francés Benoit Hamon (derecha), en el momento de votar en las primarias, en París, el 22 de enero.

El antiguo ministro de Educación francés Benoit Hamon (derecha), en el momento de votar en las primarias, en París, el 22 de enero. / periodico

José A. Sorolla

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El primer dato de la primaria de ayer en Francia indica el grado de hastío y desesperanza con que los electores de izquierda afrontan la carrera de las presidenciales: votó casi un millón de personas menos que hace seis años cuando François Hollande se alzó con la candidatura socialista al Elíseo. En el 2011 acudieron a las urnas 2,7 millones, y en la primaria de la derecha en la que se impuso François Fillon votaron 4 millones.

El primer puesto de Benoît Hamon (36%) es una sorpresa relativa, ya que estaba remontando en los sondeos frente a los dos favoritos, Manuel Valls (segundo con el 31%) y Arnaud Montebourg, eliminado con el 17%. Como en la primaria de la derecha, el tercer hombre ha derrotado a los dos mejor colocados y es muy probable que consiga el próximo domingo la designación, ya que Montebourg ha pedido a sus seguidores que apoyen a Hamon. El resultado expresa la fractura del PS entre el ala derecha de Valls y la izquierda de Hamon-Montebourg. Hamon, exministro de Educación de Hollande, había prometido, al estilo de Podemos, un «ingreso universal» de 750 euros mensuales para todos que sus rivales rechazaban por las dificultades de financiación.

POR DETRÁS DE MACRON

Pero los resultados de esta primaria puede que al final no sirvan para nada porque todas las encuestas excluyen al candidato socialista de la segunda vuelta de la elección presidencial. Peor aún: el aspirante del PS está por detrás de Emmanuel Macron, competidor por libre y sin primarias por el flanco derecho del PS, y de Jean-Luc Mélenchon, competidor por la izquierda, con el apoyo de los comunistas. Dejando de lado a Mélenchon, representante del movimiento Francia Insumisa, que busca el voto comunista y de la extrema izquierda, el verdadero adversario del futuro candidato socialista es Macron, exministro de Economía de Hollande que dimitió para fundar el movimiento En Marche, presentarse como el candidato antisistema, pese a su pasado de banquero en la banca Rotschild, y como el hombre que supera la división izquierda-derecha.

Macron ha sido, con diferencia, quien ha reunido más gente en sus mítines (12.500 personas el 10 de diciembre en París, como cota máxima) y ha revolucionado la política francesa hasta convertirse en un serio aspirante a pasar a la segunda vuelta. Su fulgor preocupa no solo a los socialistas, sino también a Fillon y a Marine Le Pen.

En el último sondeo del Cevipof (Sciences Po) y Le Monde, con una muestra de 16.000 personas, Macron no cesa de ganar adeptos. Su resultado oscila entre un 17% y un 20% dependiendo de si hay otro candidato centrista (François Bayrou) y de cuál sea el aspirante socialista. En cualquier caso, distancia al candidato del PS (logra entre el 7% y el 10%). Macron puede dar la sorpresa, porque representa ese movimiento de fondo de la sociedad francesa que desea cambio y reforma pero que no confía en los políticos tradicionales que ya han demostrado muchas veces su incapacidad para cumplir las expectativas. Macron sería así el nuevo Valls, una vez que el exprimer ministro de origen catalán haya fracasado tras probar las mieles del poder.