CLIMA DE DISTENSIÓN ENTRE WASHINGTON Y TEHERÁN

Los gestos de Rohani propician el acercamiento de EEUU e Irán

Hasan Rohani, durante un discurso reciente en Teherán.

Hasan Rohani, durante un discurso reciente en Teherán.

IDOYA NOAIN
NUEVA YORK

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Por primera vez en 34 años las piezas del complejo puzle que relaciona a Estados Unidos e Irán cobran formas que hacen posible el encaje.

Un intercambio epistolar entre los presidentes Barack Obama y Hasan Rohani y gestos de aperturismo y de voluntad de diálogo en Teherán han disparado la esperanza. Y aunque domina la cautela tras décadas de distanciamiento intensificado por el programa nuclear iraní y las sanciones económicas, el acercamiento podría llegar incluso a una reunión cara a cara entre Obama y Rohani en Nueva York, donde el martes ambos intervienen ante la Asamblea General de Naciones Unidas. «Siempre ha sido posible», dijo el jueves el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

La carta de Obama a Rohini, página y media enviada hace tres semanas, no se ha hecho pública. El mero hecho de que la mandara por primera vez al presidente y no al ayatolá  Ali Jamenei, no obstante, indica que Washington considera que el líder supremo está dando por ahora una ventana de oportunidad al presidente elegido en junio para negociar, algo que nunca hizo con su predecesor, Mahmud Ahmadineyad. Y es algo que EEUU debe aprovechar, especialmente dada la complicada situación en Siria, donde cada vez se aleja más la posibilidad de una intervención militar y está en juego la credibilidad estadounidense si fracasa el plan de desarme químico.

MENOS AMBIGÜEDADES / Washington ya ha moderado las interpretaciones de la misiva que están haciendo los iranís, que ven una promesa de aligerar rápidamente la presión de las sanciones si Teherán «coopera con la comunidad internacional, cumple sus compromisos y elimina ambigüedades». Fuentes de la Administración han aclarado que la carta no incluye ni detalles ni esa promesa de una rápida y potencial retirada de sanciones, que han reducido a la mitad los ingresos de Irán por petróleo y han imposibilitado las operaciones bancarias internacionales, aislando al país.

Aun así, Washington, apremiado también por haberse sumergido en el relanzamiento del proceso de paz entre palestinos e israelís, mira con esperanza a Rohani, sus gestos y los «cambios significativos en lenguaje y tono» sobre armas nucleares.

Recientemente Rohani ha liberado a 11 presos políticos y viaja a Nueva York acompañado del único miembro judío del Parlamento iraní. Ayer publicó un artículo en The Washington Post en el que reiteró que para Irán «generar energía nuclear es una cuestión tanto de diversificar recursos energéticos como de quiénes somos como nación y nuestra demanda por dignidad y respeto». Apeló, no obstante,  a establecer «relaciones constructivas» y urgió a sus interlocutores -léase EEUU- «a aprovechar al máximo el mandato para una relación prudente que mi pueblo me ha dado y responder genuinamente a los esfuerzos de mi gobierno para involucrarnos en un diálogo constructivo».