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Un jefe bajo sospecha

SERGUÉI AXIÓNOV. Este exmilitar y exempresario ha surgido de la nada para convertirse en primer ministro de Crimea

Al mando 8 Aksyonov, el sábado, en Simferópol.

Al mando 8 Aksyonov, el sábado, en Simferópol.

IRENE SAVIO
SIMFERÓPOL

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El pasado 27 de febrero, una cincuentena de hombres armados con metralletas y encapuchados se presentaron delante del Parlamento regional de Crimea, lo ocuparon, izaron la bandera rusa y, en pocas horas, obligaron a quien hasta ese momento había sido jefe de Gobierno de Crimea, Anatoliy Mogilev, a renunciar a su cargo. Acto seguido, 53 parlamentarios de la Rada regional (el Parlamento) de Crimea votaron para que Serguéi Axiónov, exmilitar y empresario, asumiese el mando.

La sorpresa general fue absoluta. Sobre todo, porque la mayoría, tanto los ucranianos como los rusoparlantes, poco o nada sabían de él. Hasta entonces, Axiónov no formaba parte de las figuras de relieve de la política crimeana, ni su nombre había aparecido en las quinielas para liderar un futuro gobierno de esta península.

Axiónov llegó a la política en el 2008 y figuraba entre los dirigentes del partido Unidad Rusa (UR), uno de los partidos pequeños que defendían los intereses de la comunidad rusófona en la península.

En las elecciones del 2010, este político nacido en 1972 en Balti -un territorio de la extinta URSS y hoy en Moldavia- cosechó su primer éxito electoral. Un éxito muy pírrico. Logró ser nombrado diputado en un Parlamento dominado por otras tres grandes formaciones políticas al obtener su partido apenas tres escaños en un hemiciclo de 100 parlamentarios.

«Se puede decir que era un completo desconocido. Hasta hace poco más de un mes, nadie se habría imaginado este desenlace», explicó a este diario Zahir Akabirov, un periodista independiente afincado en Simferópol. «Lo que está claro es que es un títere de Moscú. Además, también hay dudas sobre el alcance de su capacidad para controlar la situación en Crimea. Las tropas rusas solo responden a Moscú y parte de los jueces de la magistratura se han negado a obedecerle», agregó el analista.

La versión de Kiev, claro, es más dura. Desde que asumiese de facto la dirección de Crimea, el Gobierno ucraniano lo acusa de estar violando el artículo número 109 del código penal ucraniano, que castiga con penas de hasta 10 años de prisión a quienes hacen uso de la violencia para derrocar a gobiernos elegidos de forma democrática. Razón por la que podría ser detenido de forma si pisara territorio ucraniana.

Axiónov tiene fama de corrupto e incluso lo han relacionado con grupos mafiosos locales. «En los años 90, Axiónov era conocido con el apodo de duende al ser miembro de una banda criminal conocida en Crimea», ha dicho de él Andriy Senchenko, miembro del partido Batkivchina. Otros son más cautos frente a denuncias que Axiónov niega. «Soy un hombre de paz», dice.