ANIVERSARIO DE UN DESASTRE ATÓMICO

Fukushima echa el freno a la industria nuclear

La construcción de nuevos reactores queda limitada a las potencias emergentes de Asia

Imagen por satélite de la central nuclear de Fukushima, en la que se aprecia el humo procedente del reactor número 3, el lunes.

Imagen por satélite de la central nuclear de Fukushima, en la que se aprecia el humo procedente del reactor número 3, el lunes. / GAC/TSS/MSF

ANTONIO MADRIDEJOS / Barcelona

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Lejos del autoproclamadorenacimiento de la industria nuclear, el número de reactores operativos en el mundo se mantiene estable desde hace una década y la construcción de nuevas unidades está restringida cada vez más a los países emergentes de Asia. El desastre deFukushima, cuyo primer aniversario se celebró este domingo, ha sido una dura estocada porque afectó a un paradigma de la tecnología, pero el sector se enfrenta desde hace años a unos costes de construcción cada vez mayores, que precisan largos periodos de amortización, así como a la competencia de otras fuentes de energía, al envejecimiento del parque, al problema insoslayable de los residuos y a una sempiterna oposición difícil de acallar.

De los63 reactores en construcción en el mundo, 26 están en China, 6 en la India y 5 en Corea del Sur, lo que supone el 59% del total, mientras que en Rusia hay otros 10, según datos de laAgencia Internacional de la Energia (IEA) y elForo Nuclear español. En el 2011, además,Irán entró a formar parte del club de los 30 países nuclearizados yPakistán inauguró su tercera planta. En cambio, en Europa occidental solo hay dos plantas en construcción, una en Francia (Flammanville 3) y otra en Finlandia (Oikiluoto 3), que además arrastran un retraso más que considerable y sobrecostes inesperados.

EFECTO SIMBÓLICO / Fukushima "ha tenido un innegable efecto simbólico porque afectó a un país que se suponía ejemplar", explicaSantiago Vilanova, consultor ambiental y autor del libroFukushima, el declive nuclear. "El mito de la seguridad se ha hundido", añade. No se trata de Chernobil, cuya explosión puso de relieve innegables lagunas en materia de seguridad, sino de una potencia con 50 centrales operativas que cumplían los estándares internacionales.

No opina lo mismoSantiago San Antonio, exdirector general deForatom, el lobi nuclear europeo, quien considera que el accidente impulsará la adopción de medidas de seguridad adicionales, "que lógicamente tendrán un coste", pero descarta que no se vayan a construir más centrales. "Siempre se puede aprender de los errores", resume. En parecidos términos se pronunciaMaría Teresa Domínguez, presidenta delForo Nuclear, quien recuerda que el accidente se debió a una "catástrofe natural de dimensiones insospechadas" y que las centrales españolas y europeas ya han superado los tests de resistencia decretados a raíz de ello. "Ninguna de las propuestas de mejora es urgente", dice.

TSUNAMI EN EUROPA / El principal cambio derivado del accidente afecta lógicamente a Japón, con el parque nuclear prácticamente parado (solo funcionan dos reactores) y una población poco dispuesta a reabrirlos. Sin embargo, el tsunami nuclear llegó aAlemania, donde la cancilleraMerkel dio un giro repentino a su política y decidió el cierre inmediato de las siete plantas más viejas. "Asistimos a un cambio de chip. No se puede pretender cerrarlas todas de golpe, pero el peso de la energía nuclear seguirá bajando progresivamente en el mundo", diceJaume Morrón, especialista en renovables. 

ElReino Unido, supuesto abanderado del renacer europeo, clausuró una de sus centrales más viejas, Oldbury (1967), y no ha logrado concretar los planes para construir nuevos reactores por falta de ofertas empresariales. TambiénSuiza suspendió la aprobación de tres nuevas plantas. EnItalia, pese a que Silvio Berlusconi aspiraba a construir diez, un referendo ratificó la negativa a construir centrales acordada en 1988. Incluso enFrancia, insisteMorrón, las autoridades han elevado sobremanera los requisitos para levantar nuevos reactores. "El lobi nuclear es fuerte, pero ¿por qué generar una situación de psicosis si podemos usar otros sistemas como la eólica o el gas?", diceVilanova

La última central inaugurada en Europa occidental fue Civaux 2 (Francia), que se conectó a la red en el 2002, pero hace bastantes años que no se inauguran nuevas plantas ni en Alemania (1988), ni en el Reino Unido (1995), ni en Suecia (1983) ni en España (1988). Aunque es dificil precisar, la construcción de una central estándar de 1.000 megavatios rondaría los 4.000 millones de euros, una inversión difícil de asumir sin un claro apoyo político que garantice su amortización en 20 o 30 años. Así pues, el gran reto de la industria nuclear en Occidente es alargar la vida de sus centrales, al estilo del modelo emprendido porEstados Unidos, donde la autoridad reguladora ha permitido que 50 reactores funcionen hasta cumplir los 60 años.