Análisis

El caballo de Troya de la antipolítica

ROSA MASSAGUÉ

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Ala mala política le sale siempre un hijo aún peor. Se llama antipolítica. Carece de credo y vive de consignas dichas a voz en grito. Durante la campaña se han oído repetidamente frases como la de todos son unos ladrones, que se vayan a casa o les echaremos, y lindezas de gran vulgaridad pronunciadas por Beppe Grillo.

Son imprecaciones que condensan mucha, muchísima rabia acumulada y compartida por los miles y miles de seguidores que han llenado las plazas italianas (el único candidato en hacerlo regularmente).

En su mayoría son jóvenes condenados a un futuro sin expectativas. Pertenecen a una generación que ha estado ausente de la campaña de los partidos tradicionales. Sociológicamente, son primos hermanos de los protagonistas del 15-M que llenaron durante días la plaza del Sol o la de Catalunya. Lo que diferencia a estos de los italianos del Movimiento 5 Estrellas (M5E) y les da la suficiente ilusión en las urnas hasta conseguir el enorme triunfo electoral es la figura de un antilíder.

Grillo ha sido un pararrayos capaz de atraer todo el justificado malestar y al mismo tiempo devolverlo en forma de rayos intempestivos que han sacudido la seguridad de la estructura de poder, corrupta hasta el tuétano y alejada de los intereses de la ciudadanía de a pie. Y no solo del poder político. Sus dardos también se han centrado en los abusos del poder económico.

El excómico ha sido el gran y único oficiante de este fenómeno de democracia no representativa. Y las redes sociales, su instrumento para la agregación de frustraciones y de cabreo generacional. No ha tenido empacho en calificarse a sí mismo y a su movimiento de populista y eurófobo, pero hay que señalar que tampoco ha caído en la tentación fascista al estilo de lo ocurrido en Grecia.

No hay ninguna duda de que Italia -y no solo aquel país- necesita una regeneración política, que las medidas de austeridad impuestas por Bruselas además de muy dolorosas para mucha gente, no funcionan, pero la protesta no basta. Y lo que se necesita son alternativas regeneradoras. Ahora el M5E entrará con una fuerza inusitada en el sanctasantórum de la política como si fuera un caballo de Troya. Pero una cosa es llenar plazas para asistir a la ceremonia de la denuncia y la protesta contra todo y contra todos y otra es tener un programa coherente y defenderlo en un foro parlamentario donde no cabe el grito abrupto de la antipolítica y, por el contrario, es el lugar de la política.

«Abriremos el Parlamento como se abre una lata de atún», decía Grillo en sus monólogos. Ya lo han hecho. ¿Y ahora qué?