CRISIS MIGRATORIA EN EUROPA

Aylan no fue el último

Un buzo griego rescata sin vida el cuerpo de una de las niñas ahogadas, este jueves, en Lesbos.

Un buzo griego rescata sin vida el cuerpo de una de las niñas ahogadas, este jueves, en Lesbos.

JAVIER TRIANA / ESTAMBUL

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Lejos de espolear a los líderes mundiales para hallar una solución a la actual crisis migratoria, la foto del cuerpo de Aylan, inerte, en una playa del oeste turco sirvió para poco más que avivar el debate en las redes sociales. Desde entonces, al menos una docena de menores han fallecido tratando de alcanzar Europa por mar a bordo de una precaria embarcación. Los últimos de ellos, dos niñas y un bebé que aparecieron muertos este jueves después de que su patera chocara contra una de las patrulleras de los guardacostas de Grecia. De poco les sirvió el chaleco salvavidas. Esta vez, la cámara capturó a una de ellas flotando boca arriba, mientras un buceador de los equipos griegos de rescate arrastraba por el pie su cuerpo a tierra. Con ellos, la cifra de fallecidos y desaparecidos en las aguas del Mediterráneo se eleva a 3.106, según el último recuento relativo al 2015 de la Organización Internacional para la Migración.

El miércoles, una mujer, una niña y un bebé perecieron tras el naufragio de su cayuco frente a las costas de la isla griega de Lesbos, adonde siguen llegando miles de personas cada día. Y no solo sirios, sino también un número creciente de afganos (la cifra ya era elevada antes) debido al recrudecimiento de la violencia en el país asiático. Lejos de ser los habituales varones, son familias enteras, con sus correspondientes niños, algunos recién nacidos. Los últimos avances de los talibanes y la respuesta del Ejército habrían forzado a muchas personas a huir, lo que se combina con la fuga antes de que el invierno dificulte todavía más la travesía.

«¡Claro que hay montones de niños cruzando en barco a Europa! ¡Ningún padre quiere que crezcan en una zona de guerra!», asegura a través de su cuenta de la red social Twitter la oenegé Médicos Sin Fronteras, una de las más activas en la respuesta a la crisis migratoria.

El joven profesor sirio Adnan Millie, quien huyó de su país el año pasado para evitar el servicio militar en tiempos de guerra, ejerce ahora de padre de dos de sus hermanas que, para su suerte, no han tenido que subir a una lancha para llegar hasta Estambul. «En junio vinieron de visita mis padres con mis dos hermanas pequeñas, y en septiembre ellos regresaron a Hama (en el oeste del país y bajo control del Gobierno sirio), pero ellas se quedaron aquí», asegura a este diario Millie. Ahora, él y su mujer dan cobijo y cuidan de las chicas, de 10 y 16 años, conscientes de que su futuro será sin duda más esperanzador lejos de la actual Siria.