LA DICTADURA DE COREA DEL NORTE

Un antiguo guardaespaldas norcoreano dice que Kim Jon-un es más peligroso que su padre

Lee Young-guk explica como vio a Kim Jong-il enviar a un campo de concentración a un hombre que usó su cenicero

Kim Jong-un, al frente de su Ejército, en julio pasado. Abajo, un cartel antiamericano.

Kim Jong-un, al frente de su Ejército, en julio pasado. Abajo, un cartel antiamericano.

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Lee Young-guk, que fue el guardaespaldas del ex-líder norcoreano Kim Jong il durante los diez años anteriores a su toma de poder, ha explicado su dura experiencia en el regimen norcoreano en una entrevista ofrecida a CNN y ha asegurado que el nuevo líder norcoreano, Kim Jong-un, es "aún más peligroso que su padre".

Young-guk, que ahora es disidente, ha explicado que "al ser entregado el poder de generación en generación ha devenido cada vez más cruel". "Kim Jong Un ha asesinado a su tío, al que ni siquiera Jong Il pudo matar", ha añadido, explicando que la lealtad a Kim Jong-un "está basada en el miedo".

CONDENAS ARBITRARIAS

Según Young-guk, Kim Jong Un, parece haber heredado el desprecio de su padre por los derechos humanos. El ahora disidente recuerda a a Jong Il como un hombre “con dos caras” que podia pasar de la generosidad a las condenas arbitrarias según el estado de ánimo, y que se rodeaba, en consecuencia, de una lealtad basada en el miedo. El antiguo guardaespaldas relata que un oficial veterano utilizó una vez el ascensor privado y el cenicero de Kim Jong Il, y cuando éste lo supo le sentenció a cumplir condena en un campo de concentración, donde el oficial pasó el resto de su vida.

El entrenamiento para ser el guardaespaldas de figuras políticas en Korea del Norte es de una brutalidad ya conocida, e incluye desde los métodos más tradicionales como las artes marciales hasta actividades menos convencionales, como romperse bloques de granito en el pecho o usar la cabeza para despedazar azulejos.

UN DIOS EN LA TIERRA

Todas esas medidas, ha dicho Young-guk, sirven para fomentar la lealtad de los servicios de seguridad. Una parte muy importante del entrenamiento, ha explicado, era el “lavado de cerebro”, y consistía en hacer creer al guardaespaldas que el “querido líder” es un dios al que él ha nacido para proteger.

El antiguo guardaespaldas fué mandado al campo de disidencia política de Yodok tras ser sorprendido tratando de cruzar la frontera de incognito en 1994. Su deseo de compartir sus historias de miedo y crueldad con el mundo, dice, le ayudaron a sobrevivir los horrores del campo, y terminó escapando a Corea del Sur, donde ha podido escribir un libro sobre sus experiencias en el Norte y reside actualmente.