Simoncelli muere en un accidente en el GP de Malasia

Todo el mundo lo vio y todo el mundo pensó que algo grave, gravísimo, había sucedido. Tras una mañana apacible, aunque deportivamente acalorada, donde el francés Johann Zarco había conseguido aplazar el alirón del español Nico Terol en 125cc al quedar por delante de él, aunque muy lejos del impresionante Maverick Viñales que ganó la carrera, y después de que el catalán Marc Márquez ganó una nueva oportunidad, aunque mínima, de pelear por el título de Moto2 después de que el suizo Thomas Luthi derrotase al alemán Stefan Bradl, llegó esa impresionante imagen que, al segundo, recordó la del japonés Shoya Tomizawa en Misano-Adriático del pasado año. Porque lamuerte de Marco Simoncelli también ha sido provocada por unatropello. Cierto, después de unacaída desafortunada, pero atropello, al fin, como el de Tomizawa, cuyo equipo, liderado por el francés Gilles Biggot, fue el primero que se personó en el box de Fausto Gresini, sabedores de que algo trágico, fatal, definitivo había ocurrido.

Nada más darse lasalida de MotoGP, el mejor de los Casey Stoner, nunca visto este fin de semana, se colocó líder en la primera curva en dura pugna con Dani Pedrosa, otro de los favoritos para ganar hoy en Sepang donde, afortunadamente, hizo calor pero no llovió. Y Simoncelli, que salía muy bien colocado, se metió en el pelotón perseguidor hasta que, saliendo de unacurva largade derechas y, probablemente, al abrir gas,perdió el control de su Honda casi tan oficial como las del equipo Repsol-Honda.

Derrapó de larueda trasera,Sicy la Honda se tumbaron sobre elasfalto, pero Simoncelli, como hacen los grandes, los inmensos,no quiso soltar el manillarde su moto por ninguna de sus dos manos. ¿Razón?, no quería que la moto se estrellase contra el muro, se dañase, pensó que la enderezaría en cuanto superase el patinaje sobre esa curva 11, la segunda de derechas, muy veloz. Pero era el inicio de la carrera, se llevaban apenas dos kilómetros, tal vez ni eso, y pegadito a Simoncelli viajaban dos veteranos ilustres, el norteamericanoCollin Edwards y el italianoValentino Rossi.

Perdió el casco

Simoncelli cruzó el negro asfalto tumbado, paralelo, casi formando un todo con su Honda. El primero en atropellarle fue Edwards, que le golpeó elcostado y casi pasó su rueda delantera por encima de subrazo derecho. Y elDoctor, que iba por dentro de la curva, paralela al tejano, golpeó, al parecer, con la rueda delantera de su inmensa Ducati el cuello de Sic, que, de inmediato,perdió el casco.

A partir de ahí, se mezclan ya lassuposiciones. Hay quien dice que al arrancarle el casco, lacinta que sujeta el protector a la cabeza le segó el cuello, provocando laherida mortal. Hay quien piensa que los dos golpes, los de Edwards y Rossi, fueron suficientes para generar el caos en su interior y aunque en la clínica móvil del circuito de Sepang se volvieron, técnica y humanamente, locos para salvar la vida de Simoncelli, el joven piloto italiano, uno de los más populares, generosos, graciosos y agresivos, en el buen término de este calificativo, murió a las 16.46 horas hora local.

El último fallecimiento en elMundial de motociclismo de velocidad se produjo, el pasado año, en el Gran Premio de San Marino, en la carrera de Moto2. En plena recta, no muy larga, eljaponés Shoya Tomizawa perdió el control de su moto, con tan mala suerte, que su cuerpo quedo en medio de la pista, no se perdió, no se deslizó, no desapareció por los laterales y fue también atropellado por el sanmariense Alex de Angelis y el británico Scott Redding. Hasta ese día, el último accidente mortal fue el del mítico japonés Daijiro Kato, en Suzuka-2003, cuando perdió el control de su Honda y se estrelló contra un muro.

Una vida dedicada al motociclismo

Simoncelli, que en Sepang estaba acompañado de su padre Paolo, que había vendido su negocio de helados y hasta su casa para financiar la carrera de su hijo, y de su novia Kate, acababa derenovar un año más con el equipo de Fauso Gresini para contar con la tercera Honda oficial de 1.000cc el próximo año. Y lo hizo por un solo año porque, dentro de 12 meses, todos los grandes, desde el nuevo campeón Casey Stoner hasta Rossi, Pedrosa y Jorge Lorenzo, ausente hoy por lesión en Malasia, acaban contrato y, entonces, aspiraba, con argumentos, con muchos argumentos, a entrar en el equipo oficial de fábrica de la firma alada, patrocinado por la petrolera española Repsol.

Sic, nacido Cattolica (Italia) el 20 de enero de 1987, debutó en el Mundial en el Gran Premio de la República Checa del 2002, logrando su primera victoria en el Gran Premio de España, de Jérez, en el 2004 y conquistando su primer y único título, en el 2008, cuando se proclamó campeón de 250cc. "Los pilotos sabemos que nuestra vida corre riesgo, pero nunca queremos hablar de eso. Le tenemos mucho respeto a esa posibilidad y Marco era de los que pensaba que estabaen la pista para ganar, sí, pero también para hacer disfrutar a la afición", comentaba, sentado en el box de Simoncelli, el italiano Maurizio Vitali, expiloto de categoría y responsable de los cascos AGV, que llevaba Simoncelli.

Un poquito más allá estaba el francés Hervé Pocharal, responsable del equipo Tech3 de Yamaha donde milita Edwards y, por supuesto, estaba bañado en lágrimas. "Tremendo, ha sido tremendo y ya ni te explico como está Collin, totalmentedestrozado. Aunque pienses que estas cosas pueden ocurrir, jamás lo piensas, nunca". Pocharal recibió, de inmediato, el abrazo de Carmelo Ezpeleta, máximo responsable de la compañía española Dorna, que organiza el Mundial, y que estaba paseándose por los boxes comunicando la mala noticia en persona antes de hacer público el fallecimiento del joven piloto italiano. Media hora antes de esa ceremonia, Ezpeleta había asegurado que "Simoncelli está mal y hemos decidido suspender la carrera". Hay quien piensa que ya había fallecido y que la organización simplemente estaba comprando tiempo para anunciar el fallecimiento con cautela.