La carrera al Elíseo

Dar una patada al sistema

Izquierdista 8 Mélenchon en un reciente mitin en Vierzon.

Izquierdista 8 Mélenchon en un reciente mitin en Vierzon.

ELIANNE ROS / Paris

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Los franceses que quieren darle una patada al sistema con su voto han encontrado en Jean-Luc Mélenchon una alternativa al exabrupto que propone la ultraderecha. Con su eterna bufanda roja, verbo incendiario y combativo discurso anticapitalista, el candidato del Frente de Izquierda se ha abierto paso en los sondeos apelando al corazoncito revolucionario de los ciudadanos. En nueve meses, este disidente del Partido Socialista ha pasado de una intención de voto del 4% al 15%, desplazando del tercer puesto al Frente Nacional de Marine Le Pen. A los 61 años, Mélenchon se ha convertido en el fenómeno de la campaña.

¿Cual es la clave de su éxito?«Mélenchon acentúa la palidez de Hollande», dice el analista Dominique Reyné. Todo lo que tiene el líder de la izquierda radical de descarado y utópico lo tiene el socialista de contenido y razonable. A diferencia de Hollande, no ha de forzar su carácter para mostrarse furioso. Hace política con las tripas. Y grandes dosis de populismo.«No soy del pueblo....soy el pueblo cuando pienso por todos y menosprecio a los que quieren ser otra cosa que el pueblo», declara con tanta inmodestia como osadía.

Inventor del mitinlow cost-arenga a sus seguidores en la calle desde una improvisada tarima- su campaña despegó el 18 de marzo, cuando 100.000 personas respondieron a la llamada paratomar la Bastilla, la plaza donde arrancó la revolución de 1789. «La gente vibra, esto no pasa con los demás», sostiene una periodista francesa.

Mélenchon se considera«el espejo»de la exasperación de los ciudadanos ante la precarización y la falta de expectativas. Un auténtico catalizador de los indignados franceses.Tras haber sido ministro de Educación en el Gobierno socialista de Lionel Jospin, el político ha vuelto a sus orígenes de joven troskista. A su juicio, Estados Unidos es«el primer problema del mundo», y el liberalismo, el enemigo público número uno.

Si llega al poder, la medida más inmediata será subir el salario mínimo a 1.700 euros mensuales (en la actualidad es de 1.398). Le seguirá el regreso a la jubilación a los 60 años -Nicolas Sarkozy la ha prolongado a los 62- y un sistema fiscal que se asemeja a la guillotina para los ricos.«Por encima de los 360.000 euros anuales, el Estado se lo queda todo»,avisa Mélenchon, que al igual que la extrema derecha pesca en las aguas de la antiglobalización y de la Francia delnoa Europa.

¿Los extremos se tocan?«El Frente Nacional dice que el problema es el árabe de la esquina, nosotros decimos que es el banquero de la esquina», puntualiza el director de campaña del Frente de Izquierda, François Delapierre. Nada parece frenarles:«Queremos hundir el sistema, reventarlo todo, incluido el Partido Socialista».

Mélenchon crece, en buena parte, a costa de Hollande, demasiado tibio para muchos electores de izquierda. Esto ha provocado crisis de nervios en el equipo socialista. Unos apuestan por negociar con su excompañero, otros juzgan incompatible su programa. La portavoz del candidato, Najem Vallaud-Belkacem, relativiza:«Está atrayendo a abstencionistas; en la segunda vuelta votarán a Hollande».

Chávez a la francesa

«Tiene un gran talento, hace soñar», admite la candidata ecologista y socia del PS en las legistalivas, Eva Joly, a quien los sondeos auguran una catástrofe, por debajo del 2%. La estrategia de Mélenchon se inspira en el derrumbamiento de la socialdemocracia en América Latina. Algunos le consideran«un Hugo Chávez a la francesa». Otros le ven cercano al presidente ecuatoriano Rafael Correa, a quien ha tomado prestado el llamamiento a la«revolución ciudadana».

Sin pelos en la lengua, Mélenchon insulta a los periodistas, trata a Hollande de«capitán de patinete»y dispara a matar contra las élites. La fórmula asusta incluso a los sindicatos.«Le falta realismo, esto genera desilusión», previene el secretario general de la CFDT, François Chérèque. Pero el candidato va lanzado. «El río del pueblo se ha salido del lecho»,vaticina.