séptima jornada de campaña electoral

En casa del Herrera*

CARLES COLS

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EnGalápagos, novela recién reeditada y siempre recomendable, Kurt Vonnegut, pese a que esconde un gran secreto hasta el capítulo final, tiene a bien ya desde las primeras páginas señalar con un asterisco a los personajes que no sobrevivirán cuando el lector llegue a la última página. Es una buena idea para tomar prestada y, desde ya, señalar con ese signo ortográfico a todos los políticos españoles que, como Joan Herrera*ayer, han decidido hacerle un favor a la renqueante transparencia de la política y hacer público su patrimonio. Para los impacientes, un anticipo: tiene un piso en la Rambla del Poblenou, por el que, a medias con su pareja, pagó 159.000 euros. Debe aún 76.817. Tiene un Renault Scénic y dos bicicletas, una a prueba de ladrones (baratita) y otra algo más molona para salir de excursión. Herrera*desbrozó ayer una senda inexplorada aún en Catalunya, aunque ya transitada en otras autonomías, como Andalucía, la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha.

Esta es, antes que nada, una información gentileza de EL PERIÓDICO. Por dos cuestiones: primero porque el candidato de ICV-EUiA fue ayer el invitado del foro Primera Plan@ y allí, en una conferencia coloquio, expuso su batería de medidas en favor de la decencia en la política ahora que, por ejemplo, elcaso Milletparece haber entrado en fase de tumefacción. Y segundo, porque el área de política de este diario lleva a cabo desde el 15 de octubre del 2009 una agotadora y a la par inútil campaña en voz baja para que los miembros del Govern, con José Montilla a la cabeza, haga público su patrimonio. Aquel día, José Luis Rodríguez Zapatero*cumplió una promesa pendiente y publicó en elBOEel cerdito de cada uno de sus ministros y el suyo propio. En cabeza destacaba Cristina Garmendia*, con bienes por valor de 4,9 millones de euros. En la cola penaba Bibiana Aído*, con activos por valor de 39.918 euros y 109.722 euros en deudas.

LA TRAMPA DEL CATASTRO / Eran, todo hay que decirlo, unas cifras con algo de trampucha, pues a la hora de elegir un criterio se decidió que el valor del piso fuera el catastral, un arcano para cualquiera que no se dedique al negocio de la compraventa inmobiliaria. Pero ya era algo.

La cuestión es que el tripartito no le ha dejado al futuro Govern de la Generalitat como herencia la sana costumbre de acreditar con qué patrimonio se entra en el Consell Executiu y con cuál se sale. Iniciativa

-Joan Saura y Francesc Baltasar, en este caso- mostraba predisposición, pero tenía que ser a lo mosquetero, con el resto de losconsellers, más que nada para evitar otra disputa en público de esas que tanto han alegrado las tardes a la oposición. En Esquerra -da fe EL PERIÓDICO- había buena voluntad, pero más en el partido que en el Palau de la Generalitat. El PSC era un pez demasiado grande para el anzuelo que se le lanzó.

La frustración fue doble cuando, el pasado 23 de febrero, las Cortes valencianas decidieron revelar, casi sin previo aviso, el patrimonio de sus 99 diputados. Entre ellos, Francisco Camps*(valor catastral del piso, 110.339 euros, y dos cuentas corrientes con 905 y 1.389 euros, respectivamente). No vale la pena aquí hacer chistes fáciles sobre trajes, aunque sí vale la pena referenciar que el coche de Rita Barberà* no pudo ser computado como patrimonio porque el pobre tiene más de 21 años. Va siempre en el oficial.

En Valencia, la oposición no dio crédito a que Camps*sea un mileurista de cuenta corriente, pero ello no debe desanimar. La publicidad del patrimonio de los políticos da pie a veces a jugosos debates. En Castilla-La Mancha, pionera en transparencia, dio mucho de qué hablar saber que la suma de sueldos que acumula la número dos del PP y candidata a presidenta de la comunidad, María Dolores de Cospedal*, es de 241.000 euros anuales. Sus sermones sobre la austeridad se ven hoy con otros ojos.

SECRETOS EN EL PARLAMENT / Con esos antecedentes, el paso que ayer dio Herrera*podría parecer menor, pero es que en Catalunya, al menos en términos de transparencia, laomertásiciliana es un griterío. En el Parlament, pongamos que en una caja de caoba, para hacerlo más misterioso, guardan bajo llave la declaración de bienes e ingresos que cada diputado tiene la obligación de presentar antes de recoger el acta que obtiene tras resultar elegido. No es pública, y si algún diputado quiere conocer información sobre otro, puede solicitarlo. Jamás se ha dado el caso.

Así es que Herrera*trató ayer de ser consecuente con el discurso que pronunció en el foro de opinión Primera Plan@ y predicó con el ejemplo. A petición de EL PERIÓDICO explicó cuáles son sus propiedades y, también, el estado de sus cuentas. Son 39.000 euros a plazo fijo y, en otra libreta, 7.000 euros más, de los cuales 3.000 los tiene comprometidos para los célebres bonospatrióticosdelconsellerAntoni Castells.

Evidentemente, fue obligado después tantear al resto de los candidatos. Artur Mas respondió así: «Mi patrimonio se comunica al Parlament. Si los partidos decidieran hacerlo público, no tendría inconveniente. No soy de los que se presentan pelados como una rata. Los hay que resulta que nunca tienen nada después de años en la primera línea de la política con un buen sueldo. O son unos manirrotos o no dicen la verdad».

Montilla, a través de intermediarios, no descartó, cuando él lo crea oportuno, no cuando lo pida un medio de comunicación, hacer un estriptís de su patrimonio. Hasta entonces, para abrir boca, es posible hacerse una idea de lo que es el hogar de Mas y Montilla gracias a las páginas deLecturas.

¿Y el resto? Alicia Sánchez-Camacho pidió ayer su asterisco, pero se quedó corta al revelar solo el valor catastral de su piso (115.000 euros). Por el contrario, Joan Puigcercós*y Albert Rivera*no pusieron peros. Fueron tan transparentes y exhaustivos que mañana EL PERIÓDICO aplaudirá su gesto con una amplia información a los lectores.

Estas son las pequeñas (o grandes, cada cual juzgue) victorias de una campaña electoral. En el capítulo de las derrotas hay que incluir, sin ningún género de dudas, el bochornoso (por su desarrollo informático y por xenófobo) videojuego en el que las Nuevas Generaciones del PP montaron a Sánchez-Camacho sobre las pechugas de una gaviota para cazar inmigrantes. El eco del disparate llegó hasta Madrid. «Se han alineado con la política racista y xenófoba de la ultraderecha europea». Lo dijo el ministro José Blanco*, que, por cierto, hace unos días pareció sugerir en un mitin, se supone que como insulto, que Mariano Rajoy es afeminado. Qué gran lodazal.

Como se sabe, un clavo saca otro clavo, así que la marimorena del videojuego del PP comenzó a quedar en un segundo plano después de que otras juventudes, las del PSC, revelaran cuál es el superpoder oculto del increíble hombre normal, tal y como bautizaron a su candidato en una primera ocurrencia. Lo hicieron en un vídeo. Una chica coge una papeleta del PSC y la introduce en la urna. Tiene un orgasmo. Si las simpatizantes de CiU son multiorgásmicas, Mas serápresident.