Rebajas en el surtidor

Los expendedores de combustible más baratos de Catalunya se concentran en el Baix Llobregat

Apuesta 8 Estación de servicio Can Buxeres, en el término de L'Hospitalet de Llobregat, ayer.

Apuesta 8 Estación de servicio Can Buxeres, en el término de L'Hospitalet de Llobregat, ayer.

AGUSTÍ SALA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

«Me pregunta por el secreto de vender más barato. Pues fácil: Estar dispuesto a ganar menos». La sentencia lapidaria es de Lluïsa Bars, propietaria junto con su esposo de la estación de servicio Can Buxeres, en L'Hospitalet de Llobregat, la que suele ofrecer los precios de los carburantes más baratos de Catalunya. Además de esta gasolinera tienen otra en Alcover (Alt Camp), donde también han traslasdado la competencia de precios; y otra en Oliana (Alt Urgell), de donde son originarios y donde nació la empresa familiar.

«Siendo de donde somos siempre ha sido muy difícil vender gasolina. Estamos acostumbrados. Cuando uno de los dos emplados que tenemos tiene fiesta lo suplimos nosotros mismos», explica esta empresaria que heredó de su padre el negocio de las gasolineras.

Hace cuatro años se hicieron con la gasolinera de Can Buxeres y desde entonces se les ha catalogado de low-cost, que es algo de lo que se siente orgullosa. «Nuestro referente es la cooperativa de Guissona», explica. Y hacer negocio con precios más bajos es posible «si vendes muchos litros». Por eso esa cantidad es «secreto de sumario». Explicarla equivaldría a desnudarse frente a la competencia.

Y es que la pugna por vender litros de combustible es dura en est azona del Baix Llobregat. «Nos hemos vuelto todos locos», asegura Albert Campabadal, dueño de la cadena de precios bajos Evolution, cuya estación de servicio en el término de L'Hospitalet también suele estar entre las más baratas.

Campabadal, que también es copresidente de la Asociación de Gasolineras de Barcelona y Tarragona, asegura que la competencia en esa área hace que tengan márgenes antres de gastos de entre dos y cinco céntimos por litro. «Lo hacemos todos», afirma. La principal consecuencia de esta feroz competencia por captar al último vehículo ha sido la reducción de empleo y la apuesta por las estaciones de servicio con surtidores de autoservicio.

De hecho proliferan cada vez más las gasolineras en las que solo hay surtidores y se paga con tarjeta de crédito. No se necesita personal, no hay tienda asociada y, por tanto, los gastos se han reducido al máximo. Entre los más baratos se encuentran este tipo de cadenas independientes, propietarios de gasolineras que no suelen están abanderados por petroleras o las estaciones de servicio propiedad de cadenas comerciales, como Bonàrea, del grupo Bon Preu, que también tiene unas instalaciones en el térmimo de L'Hospitalet y fue uno de los agitadores de la competencia en esa zona.