CONVULSIÓN EN EL PRIMER FABRICANTE DE AUTOMÓVILES

Crece la presión a Volkswagen para salvar la inversión en Seat

Coches de Seat en el puerto de Barcelona a antes de ser embarcados con destino a Italia.

Coches de Seat en el puerto de Barcelona a antes de ser embarcados con destino a Italia.

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La preocupación por las secuelas que puede causar en España el escándalo de Volkswagen se ha disparado. En el vigésimo día de la crisis del grupo alemán por haber trucado los motores de sus coches, la dirección de Volkswagen vio cómo aumentaba la presión para salvar de los planes de recorte las inversiones previstas en España, que suman 4.200 millones hasta el 2019.

El Gobierno central, los ejecutivos autonómicos de Catalunya Navarra, los sindicatos y los expertos unieron sus voces, aunque con algunos reproches cruzados, para defender que las inversiones planificadas en Seat son estratégicas para que la marca española complete el camino hacia los beneficios.

El presidente del comité de empresa de Seat y dirigente de UGT, Matías Carnero, hizo un llamamiento, que tuvo resultado, a cerrar filas en un frente común para reclamar a la nueva cúpula de la multinacional alemana que mantenga la apuesta por la filial española en un momento en el que tenía al alcance de la mano revertir las abultadas pérdidas y empezar a ser rentable.

NUEVOS MERCADOS

Pero para conseguir ese objetivo, Seat confiaba en lanzar al mercado en los próximos cinco años hasta tres todocaminos y la nueva generación del Ibiza. Esos modelos están llamados a convertirse en la clave para lograr una «rentabilidad sostenible», según dijo el anterior presidente de Seat, al permitir a la marca entrar con fuerza en el segmento de mercado de los SUV y, al mismo tiempo, abrirle la puerta a los mercados emergentes.

Después del anuncio del presidente de Volkswagen, Matthias Müller, de que cancelarán o retrasarán las inversiones que no sean esenciales, se van conociendo con cuentagotas algunos detalles de por dónde aplicará la tijera el consorcio en unas inversiones globales en el grupo hasta el 2019 de 85.600 millones de euros. Müller dio algunas pistas al asegurar que el consorcio podría tener que reducir su tamaño y disminuir su centralización y que cada marca y cada modelo serán analizados para comprobar su contribución a la empresa, aunque calificó de «evolución» y no «revolución» los cambios que se implantarán para hacer frente a la peor crisis de Volkswagen en toda su historia.

Los recortes se centrarán en posponer inversiones en maquinaria e infraestructuras, así como en algunos de los caprichos del hasta hace unos meses patriarca del grupo, Ferdinand Piëch, en el segmento del superlujo, como la ruinosa berlina Phaeton y la marca Bugatti, y el impulso que dio el anterior presidente, Martin Winterkorn, al patrocinio de los clubs de fútbol del Bayern de Múnich y del Wolfsburg.

La dirección de la fábrica de Volkswagen de Navarra confirmó al comité que se mantendrán las inversiones del plan de 900 millones relacionadas con el futuro nuevo Polo y un derivado del mismo, pero no así las que «no estén ligadas al producto». El dirigente del comité de Seat admitió que «todas las marcas del grupo» tendrán que afrontar seguramente las consecuencias del plan de reducción de costes, aunque habrá que ver «en qué grado» afecta a Seat.

FÁBRICAS EN PELIGRO

El director del área de industria de BDO Abogados, Miguel Pelayo, advirtió de que «en una crisis como esta los hermanos pobres del sur pueden sufrir más las consecuencias» del plan de recorte, en referencia a las marcas y las fábricas que están fuera de Alemania. A su juicio, las fábricas de tamaño más reducido, como las de Volkswagen en Portugal y Bélgica, pueden ser «las más expuestas al riesgo de perder modelos o producción». En Martorell, el hecho de producir el Audi Q3 y los planes de fabricar el A1 fortalecen su competitividad, aunque advierte de la tentación que puede tener el grupo de repatriar modelos a Alemania.  «Todo dependerá -añadió- de cómo vayan las ventas».

El ministro de Industria, José Manuel Soria, reconoció que el Gobierno está a la espera de la confirmación de Volkswagen de las inversiones en España, aunque recibió duras críticas de los sindicatos al considerar que el Gobierno debería mojarse más en la defensa de las fábricas del grupo. Para la Generalitat, está fuera de duda que la inversión en Seat es «estratégica», por lo que espera que no se vea afectada. El Govern puso la puesta en marcha del nuevo centro de formación del automóvil de Martorell como «una muestra de apoyo al sector».