Luis Blanco: «Examinamos a los primeros 'profes' de rock»

Hace 13 años, y sin haber cumplido los 30, este rockero empedernido se lió la manta a la cabeza y abrió la escuela de música Jam Session (Sant Germà, 8) para formar a los rockeros de este país. Hoy, esta es la única escuela española que ofrece títulos superiores homologados. Con Luis Blanco y el resto de su equipo, el rock tiene asegurada la supervivencia.

—Licenciados en rock y nuevas tendencias. Todo un reconocimiento a un estilo musical, ¿no?

—Necesitábamos encontrar títulos y especializaciones nuevas porque muchos de nuestros alumnos no encontraban el título que realmente querían. Y cada vez hay más gente que opta por el rock y las nuevas tendencias. La sociedad siempre va un poco por delante.

—Y fueron a la cuna de la música rock a buscar soluciones...

—Exacto, fuimos a Inglaterra. Y allí descubrimos que el Plan Bolonia contempla que una licenciatura adquirida en cualquier país europeo es válida en toda Europa. Es decir, si los profesores de Londres venían a España a examinar a nuestros alumnos, entonces se consideraban licenciados. Y así lo hicimos.

—Es decir, que dependen de los profesores de fuera para licenciar a sus alumnos.

—Bueno, ahora ya no. Justamente esto días estamos examinando a los primeros profesores españoles de rock. Lo que pasa es que ellos no pueden examinar a sus propios alumnos, así que tendrán que venir otros profesores y nosotros mandaremos a los nuestros a examinar alumnos de otros países.

—¿Y eso por qué?

—Pues porque la relación entre un profesor y un alumno en el mundo de la música es muy estrecha. Pasan muchas horas juntos, se crean muchas sinergias y eso puede derivar en favoritismos o actitudes poco objetivas. Es lo justo, sobre todo ahora que nuestros profesores son tan válidos como cualquiera del resto de Europa.

—El jazz o la música clásica están reconocidas desde hace años. ¿Por qué con el rock cuesta tanto?

—Yo creo que es una cuestión histórica. El rock nació hace 50 años y a medida que se ha desarrollado los profesionales hemos reivindicado estos derechos. Primero fue la música clásica, y al jazz le costó porque los de música clásica no querían reconocer la profesionalidad de un estilo musical de la calle, por decirlo de alguna manera. Y luego, con el rock, pasó más o menos lo mismo.

—Después de 13 años supongo que muchos músicos del panorama actual estudiaron en la Jam Session.

—Pues sí, pero no queremos dar nombres. Primero porque no queremos utilizar eso para dar prestigio a nuestra escuela y segundo porque es una falta de respeto para los demás alumnos que no se ganan la vida con esto. Además, tenemos que romper un poco con la idea de que uno estudia música para convertirla en su profesión. La música es una pasión.

—Pero la mayoría quiere convertir esa pasión en profesión, ¿no?

—De todo un poco. Hay alumnos que llegaron aquí para aprender a tocar un instrumento comohobbyy hoy son profesores de la escuela. Y al revés. Gente que tenía muy claro que quería vivir de la música y cuando vio realmente lo que eso significaba prefirió que siguiera siendo un pasatiempo y ahora trabajan en otra actividad.

—¿Abrir esta escuela es un sueño hecho realidad?

—Jam Session es la escuela donde yo habría querido estudiar en mis tiempos. La abrí por mi pasión hacia la música y hacia la enseñanza y he querido que tenga todo aquello que yo no tuve. Sobre todo quería que fuera una escuela con personalidad. Tenemos profesores que han estudiado en otras escuelas de Europa y entre todos formamos nuestro sello propio. Yo creo que es importante que haya muchos perfiles diferentes de escuelas y de formas de hacer y enseñar música. Además, cada alumno es único y especial en lo suyo.

—Una escuela hecha de pasión pero, ¿al alcance de todos?

—De todos. Yo no monté esto para hacerme de oro. Los precios son lo más ajustados posible porque no queremos hacer de la música una profesión elitista. Incluso ahora estamos negociando con otras escuelas europeas para enviar a nuestros alumnos a estudiar a Europa con subvenciones, aunque todavía no tenemos nada cerrado.