El Girona gana en el último suspiro y consolida el sueño del ascenso

Sumó el Girona tres puntos de una importancia capital en un día malo en el que probablemente estuvo más cerca de la derrota que de la victoria, pero el gol en el minuto 88 de Juanpe encendió Montilivi y sirvió para cerrar un partido de extrema dificultad ante un muy buen Mallorca (1-0). Los de Machín, que batieron el récord de triunfos consecutivos en casa (siete), se han despertado con nueve puntos más que el Cádiz y el Getafe, que juegan este domingo, y ocho más que el Tenerife, que lo hizo este sábado. El gran objetivo del ascenso a Primera va cogiendo forma, pese a que todavía queda un mundo (16 partidos y 48 puntos por delante).

La mejor noticia en el descanso para el Girona era el 0-0, ya que la primera parte de unos y otros no estuvo en consonancia con el marcador. Los locales, desdibujados y sin brújula, estuvieron a merced de un Mallorca más ambicioso y con las ideas más claras. No solo fue un dominio territorial, sino también real. Los baleares tuvieron hasta cuatro ocasiones para hacer el 0-1 y el 0-2 como poco. En las botas de Pol Roigé (m. 8), en las de Lago Junior (m 9 y 25) y en las de Juan Domínguez (m. 40). Los rojiblancos, lejos de su mejor versión, apenas inquietaron Cabrero.

MÁS EQUILIBRIO

Tras el descanso, el Girona consiguió al menos equilibrar el duelo. Siguió ofuscado ofensivamente, pero evitó que el Mallorca mantuviera el control absoluto. El segundo acto discurrió en la parcela ancha y con pocas llegadas a las áreas de René y Cabrero. Viendo que en ataque la cosa no funcionaba, Machín sacrificó a los dos mediapuntas (Borja y Portu) para poner un hombre más arriba (Longo) y un elemento más en el centro del campo (Eloi).

Y aunque siguió sin ser el dia del Girona, el cuadro local tiró de estrategia para desbloquear un partido que no pintaba nada bien: Granell ejecutó un córner con rosca que Juanpe cabeceó de manera impecable para el 1-0 (m. 88). Montilivi rugió y los locales ya no se dejaron sorprender. El gol era un botín de un valor incalculable para dejarlo escapar y el Girona, con el aliento ya de la grada, defendió hasta el pitido final (hubo cinco interminables minutos de descuento) una ventaja que acerca un poco más a los locales al sueño de la Primera División.

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